Han pasado cuatro décadas desde que, el 24 de marzo de 1976,
se produjo el golpe de Estado en
Argentina que mantuvo al país sudamericano bajo una dictadura (mal llamada por
los golpistas ‘Proceso
de Reorganización Nacional’) a lo largo de casi ocho largos años.
Desde la Junta Militar
que estuvo al frente del país se ejerció una terrible represión (terrorismo de
Estado), cometiéndose todo tipo de abusos,
secuestros, violaciones, torturas y asesinatos sobre la población civil. Incalculable
fue el número de personas desaparecidas durante aquel infame periodo y de las
que jamás se ha vuelto a tener noticias.
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Uno de los métodos utilizados por los militares golpistas
para acabar con sus opositores son los llamados ‘vuelos de la muerte’, que consistían en encerrarlos en centros
clandestinos de detención, torturarlos, drogarlos con inyecciones de tiopentato de sodio (comúnmente
conocido como pentotal sódico)
subirlos a un avión militar y lanzarlos maniatados y semiinconscientes (normalmente
desnudos o en ropa interior) sobre el mar.
El lugar escogido para esos lanzamientos era la desembocadura
del Río de la Plata, por lo que muchos fueron los cuerpos destrozados que
aparecieron en numerosas playas tanto argentinas como uruguayas.
Se dieron casos de que a algunas de las personas lanzadas se
les había metido dentro de un saco lleno de piedras, con el fin de que fueran
hacia el fondo del mar y lo cuerpos no flotasen hasta las orillas.
Los aviones utilizados para esta infame misión solían ser los
Shorts SC.7 Skyvan, aeronaves
normalmente destinadas a transportar mercancías o habitualmente para la práctica
del paracaidismo (también usadas durante la Guerra
de las Malvinas).
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Tras el fin de la dictadura, muchos fueron los militares
detenidos y juzgados por los crímenes cometidos contra la humanidad. Algunos de
los inculpados fueron condenados a penas de prisión de ‘miles de años’, pero un
gran número de ellos ya disfrutan (desde hace una década) de permisos
penitenciarios.
Los infames ‘vuelos de la muerte’ de la dictadura argentina
es un asunto que por muchos años que pasen siempre seguirá aportando dolor a
los miles de familiares de las víctimas, pues las heridas de lo ocurrido
todavía siguen muy abiertas.
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