Centenares son las páginas, blogs o redes sociales que
recogen una curiosa historia sobre el insigne Alejandro Magno (uno de los más grandes estrategas militares de la
antigüedad y famoso rey de Macedonia
que vivió en el siglo IV a.C.) en la que explican cómo, a través de Hefestión (su mayor hombre de
confianza) escogió a un humilde
jardinero para que reinara en Sidón, una de las mayores ciudades fenicias que
acaban de ser conquistadas por monarca macedonio.
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Cabe destacar que la mayoría de esos relatos que explican
cómo decidió Hefestión nombrar rey de
Sidón a Abdalónimo (nombre del jardinero) están llenos de inexactitudes y, sobre todo, de datos tergiversados
que han cambiado gran parte de esa curiosa historia.
Evidentemente esos cambios se han ido realizando con el paso
del tiempo y la transmisión de una generación a otra con el fin de convertirlo
en un relato mucho más hermoso y no tan simple como en realidad fue. El hecho
de añadir datos incorrectos lo convirtió en un cuento que, 25 siglos después, sigue explicándose, pero no deja de ser, gran parte de él, una leyenda urbana.
En este post os traigo ambas versiones. Empezaré por la que
se ha hecho más popular aunque sea apócrifa.
Según esos relatos, en el año 333 a.C., el ejército
de Alejandro Magno conquistó los reinos fenicios durante la conocida Batalla de Issos. Tras la entrada del
ejército macedonio algunos fueron los reyes que huyeron dejando sus respectivos
tronos desiertos. Por tal motivo había que restituir la figura del monarca y el
encargado para encontrar los mejores candidatos fue el general Hefestión.
El reino de Sidón
fue uno de esos lugares que quedaron sin monarca y el hombre de confianza de Alejandro
Magno buscó entre los nobles de la ciudad para encontrar al candidato idóneo,
pero nadie superaba las mínimas exigencias que los macedonios tenían para
nombrar un nuevo rey. Hasta que Hefestión pasó frente a los muros de una gran
casa y tras ellos pudo observar que había un cuidado y frondoso jardín. Vio a
un hombre encargándose de los trabajos de conservación de aquel lugar y le
preguntó por el propietario del mismo. El jardinero, llamado Abdalónimo, contestó que no se
encontraba allí, que había salido hacía varios meses a la guerra y que no tenía
noticias de su amo. Mientras él le esperaba cuidando su jardín, para que, a su
regreso, lo encontrara en perfectas condiciones.
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Esto (según ese relato falseado de la historia) emocionó a Hefestión
y propuso a Alejandro Magno nombrar rey a Abdalónimo debido a su generosidad
(por trabajar si salario a la espera de su amo) y delicadeza en mantener
hermoso aquel lugar.
Esta es una versión muy resumida de la leyenda urbana sobre cómo se escogió al jardinero Abdalónimo para
ser rey de Sidón. A continuación la verdadera historia…
Tras la entrada de los macedonios en Sidón, efectivamente Alejandro
Magno encargó a su amigo Hefestión que buscara el mejor candidato para ser
nombrado rey. El general se entrevistó con los personajes más influyentes del
lugar y quienes podían tener un mejor perfil para ocupar el trono.
Durante su estancia en Sidón, Hefestión se alojó en la casa
de dos hermanos que eran de los más ricos y poderosos de la ciudad, ofreciéndole
a cualquiera de los dos el que ocupasen el trono de aquel reino. Pero éstos contestaron
sabiamente que no podían aceptar tal encargo debido a una antiquísima tradición
sidonia y que tan solo podía ocupar dicha dignidad una persona en cuyas venas
corriese ‘Sangre Real’.
Para ello recomendaron a Hefestión que se entrevistara con Abdalónimo,
un príncipe caído en desgracia y que había perdido toda su fortuna y que para
subsistir se había mantenido trabajando como jardinero.
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Por encargo de Hefestión los dos hermanos fueron a la
búsqueda del príncipe Abdalónimo, hicieron que se aseara y lo presentaron ante
el general de Alejandro Magno, quien tras conversar con él durante un rato
decidió que era el mejor candidato, ya que reunía la condición de
descender de la Familia Real sidonia.
Abdalónimo se mantuvo como rey de Sidón durante dos décadas,
hasta el 312 a.C., año en el que falleció.
Varios son los autores que escribieron sobre esta curiosa
historia, pero todo parece indicar que la versión
falseada (o ‘adornada’) surgió a
través de la obra escrita por el historiador romano Quinto Curcio Rufo en el siglo I d.C. (cuatro siglos después de los
hechos).
Fuente de la imagen: renaud-camus (Flickr)
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