La noche que Uri Geller engañó a veinte millones de telespectadores

El inesperado fallecimiento del popular periodista José María Íñigo el pasado 5 de mayo ha
hecho que sean muchas los artículos que se han publicado en los últimos días en
relación a su figura y su extensa carrera. Íñigo se convirtió en uno de los
personajes más populares de la televisión durante la década de 1970 y gran
parte de 1980, no solo siendo presentador de míticos programas televisivos que
dieron millonarias audiencias o por sus retransmisiones para TVE del Festival
de Eurovisión
(en los últimos siete años), sino que también rodó un buen puñado
de películas como actor, ha colaborado en infinidad de programas radiofónicos,
escrito libros e incluso probó suerte como torero en algunos festejos benéficos
(de hecho, era famoso por su frondoso bigote y durante un tiempo fue el único
torero con bigote).

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Pero si hay un hecho por el que se recordará a José María
Íñigo a lo largo de los años es sin lugar a duda por el momento televisivo que
ofreció la noche del 6 de septiembre de 1975 en el programa de Televisión
Española ‘Directísimo’ en el que el
invitado estrella fue un joven israelí, de 29 años de edad, llamado Uri Geller y que aseguraba ser
mentalista.

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En 1975 en España tan solo había una única televisión que
emitía por dos canales, siendo la principal la primera cadena (que era como
comúnmente se le conocía) y un segundo canal llamado familiarmente ‘la UHF’
(hoy en día La 2). Esto hacía que la audiencia en los programas que se emitían
en aquella época fuesen millonarias, reuniéndose frete al televisor para ver un
único programa hasta veinte millones de espectadores (algo prácticamente impensable
hoy en día con la gran cantidad de canales que existen).

José María Íñigo presentó en ‘Directísimo’ a Uri Geller,
quien aseguró que iba a conseguir doblar unas cucharas y hacer funcionar unos
relojes estropeados. Invitaba a todos los espectadores a probarlo en casa y aquel
momento televisivo se convirtió en uno de los más recordados en la Historia de
la televisión en España.

El hecho de ver a alguien que era capaz de doblar cucharas y
hacer funcionar un reloj parado dejó alucinado a más de medio país que en esos
momentos se encontraban frente a su aparato de televisión (debemos tener en
cuenta que la población de España en aquellos momento era de aproximadamente
unos 35 millones de habitantes y que el programa fue seguido por una media de 20
millones de televidentes).

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El país estaba viviendo los últimos coletazos del régimen franquista
(el dictador fallecería dos meses y medio después) y aquella forma de hacer
televisión parecía una bocanada de aire fresco para muchos ciudadanos.

Muchos fueron quienes creyeron a pies juntillas que lo que
había hecho Uri Geller era realmente mentalismo y no un simple truco de
ilusionista. Por aquel entonces los temas sobre esoterismo, fenómenos ovni y o
lo paranormal tenían una gran aceptación entre los ciudadanos españoles quienes
veían programas de televisión sobre estos temas (mítico fue el profesor Jiménez del Oso y su espacio ‘Más allá’).

No existía en una gran parte población un razonamiento
crítico, racional y escéptico hacia lo desconocido. Simplemente se lo creían y
no cuestionaban nada de lo paranormal que en aquella época se ofrecía al
espectador.

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Pero no todo el mundo pensaba de ese modo y,
afortunadamente, había quien sí se lo cuestionaba e incluso quien se atrevía a
rebatir y retar a Uri Geller a que demostrase que en lo que realmente hacía no
había ningún tipo de trampas ni truco de ilusionismo.

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Un mes después de la aparición de Geller en el programa de Íñigo
incluso se publicó un libro titulado ‘Uri
Geller al descubierto’
escrito por Ramos
Perera
, quien en aquellos momentos era el presidente de la Sociedad
Española de Parapsicología y en el que se ponía de manifiesto (y al descubierto)
los trucos (o trampas, como el autor calificaba) del supuesto mentalista
israelí (dicho libro todavía puede
encontrarse a la venta
).

Pero fuera de España también había sido ampliamente cuestionado
Uri Geller. Aquel mismo año (unos meses antes de aparecer en Televisión
Española) el mentalista fue puesto en evidencia por el mismísimo Richard Feynman (una de las mayores
eminencias mundiales en física y Premio Nobel en 1965, entre otras importantes
distinciones).

El encuentro entre Feynman y Geller tuvo lugar en 1975 en un
hotel de Hollywood. El físico acudió a dicho lugar para investigar los supuestos
poderes del mentalista israelí y que tanta gente hablaba (la propia CIA ya lo
había intentado hacer dos años antes, no sacando nada en concreto y no pudiendo
demostrar que realmente tuviera poderes sobrenaturales).

Y el del físico y el mentalista más que un encuentro fue un
desencuentro, ya que no fue capaz de doblar ni una sola de las cucharillas,
llaves ni conseguir que los relojes parados funcionasen.

A lo largo de los años muchos han sido quienes han desenmascarado
a Uri Geller (James Randi fue uno de
ellos).

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En alguna que otra ocasión se le han cambiado las cucharas
que llevaba preparadas Geller para su show por otras y por tal motivo no ha
conseguido doblarlas. Incluso expertos en relojería han explicado el motivo por
el cual en algunas ocasiones los relojes parados comenzaban a funcionar y la
respuesta era muy sencilla: en aquel tiempo esos relojes funcionaban no solo
por darles cuerda sino a al llevarlos en la muñeca impulsados por los propios
latidos de la persona que lo portaba. El hecho de que el mentalista lo tomara
con su mano y apretara con sus dedos en el anverso y reverso de un reloj hacía
que éste comenzara a funcionar por el ritmo cardiaco que percibía.

Cabe destacar que, durante la preparación de este post para
Yahoo!, contacté con el propio José María Íñigo vía email (habíamos intercambiado
varios correos y mensajes de twitter ya que el periodista era seguidor de mi
trabajo y libros). Le pregunté sobre su opinión respecto a Uri Geller y si él
conocía algún tipo de truco del mentalista, pero Íñigo no quiso dar su brazo a
torcer y me aseguró que no había trampa ni cartón y que lo ocurrido durante el
programa Directísimo del 6 de septiembre de 1975 había sido cierto.

Fuentes de consulta e imágenes: José María Íñigo / Magonia / hemeroteca.abc
/ indian-skeptic.org
/ Captura Youtube

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