La historia de la fotografía más terrible del 11-S

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Aquel fatídico martes 11 de septiembre de 2001, el fotógrafo de Associated Press Richard Drew salió de la parada de metro de Chambers Street y se encontró frente a las Torres gemelas del World Trade Center envueltas en llamas. Sacó su cámara y comenzó a fotografiar todo cuanto pudo. Estaba acostumbrado a tomar instantáneas en todo tipo de conflictos, pero aquello le estaba superando; no obstante, continuó apretando el disparador, haciendo alarde de su profesionalidad.

La potente lente óptica que portaba en la cámara le permitía realizar fotografías a larga distancia, por lo que se centró en la parte más alta de los edificios para inmortalizar todo cuanto allí ocurría. Le llamó la atención ver cómo algunas personas se asomaban a las ventanas y, al verse impotentes, saltaban al vacio. Siguió disparando cuando, a las 9:41 horas, fijó su objetivo en la Torre Norte y tomó una de las fotografías más representativas de los atentados.

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En ella, se ve a un hombre caer desde gran altura, bocabajo y con la torre de fondo, una instantánea que causó escalofríos por todo el mundo cuando millones de personas la encontraron en la portada de casi todos los diarios. La diapositiva fue protagonista de un gran debate político, ciudadano y periodístico, en el que se discutía sobre la necesidad o no de publicar este tipo de fotografías.

En este sentido, algunos medios prefirieron no volver a publicarla y hacerse solo eco de aquellas tomas que mostrasen actos de heroísmo; pensaban que el país había sufrido demasiado con el terrible atentado. Hubo, evidentemente, otro sector de los medios de comunicación que tomaron el camino opuesto y mostraron lo peor de aquel día,  escudándose en el derecho a la información mediante el cual los ciudadanos debían ser testigos de lo que realmente ocurrió.

A pesar de toda la esta polémica, la fotografía, titulada “The falling man” (El hombre que cae) ganó el prestigioso World Press Photo del 2001.

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Producto de su notoriedad y del galardón, el gremio y la opinión pública comenzaron a investigar rápidamente quién era el hombre inmortalizado en la instantánea. Se barajaron varios nombres pero, a pesar de que no todas las partes estaban conformes, se llegó a la conclusión de que muy posiblemente se tratase de Jonathan Briley, de 43 años, empleado en uno de los restaurantes situados en las plantas superiores del edificio.

Para Richard Drew, Briley siempre será una persona anónima y representará a todos aquellos que, presa del pánico, se vieron obligados a saltar. Según unas declaraciones recientes, con motivo del 10º Aniversario, Drew ha declarado:“Para mí, él siempre seguirá siendo el soldado desconocido”.

Post publicado originalmente para Yahoo! Noticias España el 7/9/2011:
https://es.noticias.yahoo.com/blogs/cuaderno-historias/la-historia-la-fotograf%C3%ADa-m%C3%A1s-terrible-del-11-103846935.html