La expresión ‘tirar la casa por la ventana’ y su estrecha relación con la Lotería

La expresión ‘Tirar la casa por la ventana’ se ha relacionado habitualmente con esos gastos realizados sin medida y en los que se ha querido hacer algo extraordinario, lujoso o de una categoría muy por encima de los que normalmente la economía familiar de esa persona hubiese podido soportar. En pocas palabras es comprar y/o celebrar algo derrochando más dinero del normal.

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Podemos encontrarnos con ejemplos de frases o situaciones en las que se puede utilizar la expresión, como: “Para la Primera Comunión de nuestra hija hemos tirado la casa por la ventana”, “Fulanito ha tirado la casa por la ventana y se ha comprado un coche nuevo de gama alta”, “Cuando cumpla los cincuenta tiraré la casa por la ventana con una gran fiesta”…

El origen de la expresión la encontramos en la segunda mitad del siglo XVIII, a partir de la aparición en España del sorteo de la Lotería y que fue importada hasta nuestro país por el rey Carlos III, a instancias de Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, por aquel entonces Ministro de Economía.

En 1763, el marqués de Esquilache trajo desde su Italia natal un popular sorteo, conocido como ‘Lotería por números’ muy semejante a nuestra actual ‘Lotería Primitiva’. Por un lado el gobierno tenía la posibilidad de recaudar nuevos impuestos a través de esa lotería, mientras la población disponía de una oportunidad única para ganar una buena suma de dinero de una forma fácil, algo casi imposible de conseguir en aquellos tiempos.

Según se fue popularizando los sorteos de lotería (un siglo después llegaría la Lotería Nacional) y los premios eran más cuantiosos, los afortunados ganadores podían hacer realidad muchos de sus sueños, que por aquella época eran del tipo de hacer reformas en la vivienda, comprar animales de granja o ganado o cambiar los muebles de la casa.

Esto último fue lo que dio nombre y origen a la expresión de este artículo, debido a que aquellos que habían sido tocados por la varita de la fortuna y podían cambiar de muebles se deshacían de los viejos enseres tirándolos por la ventana.

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Rápidamente ese acto se convirtió en sinónimo de haber ganado un buen capital y por lo tanto el gastarlo/derrocharlo en amueblar la casa.

Hay que tener en cuenta que por aquel entonces los muebles eran artesanales y se solían heredar de padres a hijos, teniendo muchos hogares mobiliario con muchísimos años de antigüedad y, por lo tanto, estar muy viejos, algo que hacía que una de las prioridades de los nuevos ricos gracias a la lotería fuese cambiar de muebles y tirar la casa (muebles viejos) por la ventana.