El piloto soviético que intentó asesinar a su exmujer estrellando un avión contra el edificio de sus suegros

En la actualidad, la mayoría de casos de violencia de género se conocen al momento, dándose datos
sobre lo sucedido y contabilizándose las víctimas. Pero durante prácticamente
toda la historia, todas las agresiones y crímenes cometidos contra la pareja
permanecían ocultos, apenas se informaba de ello e incluso, en un gran número
de ocasiones, se justificaban como un ‘crimen
pasional’
o un ‘arrebato de
celos’
, soliendo quedar sin castigar.

A los largo de las ocho décadas de existencia de la URSS apenas se conocieron casos de violencia
de género, debido a que las autoridades soviéticas brindaban cada uno de los
casos y si de alguno se filtraba información, lo hacían de forma que pareciera
que se había tratado de un accidente.

Hace poco más de una década, los servicios de seguridad rusos desclasificaron cientos de miles de informes
que habían permanecido sin ver la luz archivados en sus dependencias (NKVD y el posterior KGB), conociéndose toda la verdad sobre
muchísimos de aquellos casos que habían sido presentados como un ‘accidente’ y que, en realidad, escondía
un trágico episodio de violencia de género.

Entre la innumerable lista de casos, hay uno especialmente
llamativo y que tuvo lugar el 26 de septiembre de 1976. Aquel día, en Novosibirsk (una importante población industrial
y la tercera ciudad más poblada de Rusia) un gran número de personas se
despertaron sobresaltadas, a las 8:16 de aquel domingo, al escuchar un
potentísimo estruendo: un avión había
chocado contra un edificio de la
calle Stepnaya.

La prensa oficial soviética informó
del caso indicando que se había tratado de un accidente, al haber sufrido el
piloto un paro cardiaco mientras sobrevolaba la zona y yendo a empotrar contra
el edificio el avión ‘Antonov An-2’,
un pequeño pero robusto biplano monomotor muy popular en la URSS.

Pero detrás de esa noticia se
escondía una tragedia todavía más grande, debido a que el choque no se había
producido accidentalmente sino de forma deliberada y con el propósito del
piloto de acabar con la vida de su exesposa, su hijo de dos años de edad y sus
antiguos suegros.

El nombre del piloto era Vladimir Serkov, tenía 24 años de edad,
se había casado cuatro atrás pero su esposa le había pedido el divorcio una
semanas antes. Esta había abandonado el domicilio conyugal y se había
trasladado a vivir, junto a su pequeño hijo de dos años, a la vivienda de sus
padres que se encontraba en la calle Stepnaya (un bloque de apartamentos cuya
construcción era la típica de la arquitectura soviética de la época). La misma
semana de los sucesos, el lunes 20 de septiembre, la esposa había presentado
los papeles de divorcio ante el juzgado.

Durante el tiempo en el que la pareja
llevaba separada, varias fueron las ocasiones en las que ambos se habían
encontrado y en el que discutieron públicamente. La última había sido la tarde
anterior al trágico suceso.

Vladimir Serkov encontró a su exmujer
hablando con un desconocido en la calle, la increpó e intentó agredir. Ella se
fue a refugiar a casa de sus padres, donde residía con su hijo (en los informes
se omiten todos sus nombres menos el del esposo) y él la siguió hasta allí,
exigiendo a sus antiguos suegros que le dejasen ver al pequeño y estos
negándoselo, debido al estado de nerviosismo y fuera de si en el que se
encontraba.

Aquella misma noche, Vladimir Serkov
planeó matarlos a todo ellos. Dejó escrita una nota de suicidio para su madre
(que residía en aquella misma calle, a muy pocos metros) y siendo todavía de madrugada
se dirigió hasta el aeródromo de Novosibirsk, en el que trabajaba como
piloto. Después de rellenar todos los formularios pertinentes para poder hacer
unas maniobras  con uno de los Antonov An-2 de la base, llenó el depósito de combustible
(que tenía una capacidad de ochocientos litros) y despegó sin haber recibido
autorización alguna desde la torre de control.

Se le preguntó reiteradamente por
radio a dónde se dirigía y Vladimir respondió que lo encontrarían en el número
43 de la calle Stepnaya, siendo aquella la dirección exacta de la casa de quienes
habían sido sus suegros y en la que vivía su exmujer y su hijo.

Y hasta allí se dirigió volando, dio
un par de vueltas por los alrededores y a las ocho de la mañana y dieciséis minutos
empotraba el avión contra la fachada entre los pisos tercero y cuarto. La gran
cantidad de combustible que el aparato llevaba provocó que rápidamente todo el
edificio comenzara a arder.

La rápida llegada de los bomberos
(que tardaron apenas cinco minutos en presentarse a aquel lugar) hizo que el
incendio fuese controlado en una hora.

El impacto y las llamas causaron
cuantiosos desperfectos en el bloque, falleciendo en el acto cuatro personas:
el propio Vladimir Serkov y tres niños que vivían en el inmueble (con edades comprendidas
entre los cuatro y seis años). Días después fallecería otro pequeño en el
hospital.

Lo curioso del caso es que entre las
víctimas mortales ni entre los once heridos se encontraban la exesposa de Vladimir
Serkov, ni su hijo y suegros, ya que estos no se encontraban en el apartamento
en el momento del impacto, debido a que habían salido de excursión a primea
hora de la mañana de aquel domingo.

En la autopsia realizada al piloto se
pudo determinar que no había ingerido ningún tipo de medicamento, droga ni
alcohol y que Vladimir Serkov había fallecido segundos antes del impacto a
causa de una parada cardiaca, poniendo los servicios de seguridad (KGB) que el
impacto se había tratado de un accidente fortuito a causa de ataque de corazón
padecido por el piloto, quedando el informe archivado durante tres décadas y no
siendo desclasificado hasta ya entrados en el siglo XXI.

Cabe destacar que este no fue el
único caso de violencia de género en la Unión Soviética en el que un hombre
intentó matar a su exmujer chocando un avión contra la vivienda.

Fuentes de consulta e imagen: airdisaster / aviation-safety / ritebook / qwe.wiki / mosnews / Violence in the Skies: A History of Aircraft
Hijacking and Bombing

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