Se calcula que entre 1934 y 1938 alrededor de un millón de
personas fueron ejecutadas por orden de Nikolái
Yezhov, un perverso personaje que ascendió muy rápidamente dentro del
aparato del Partido Comunista de la
Unión Soviética (PCUS) y se
convirtió en hombre de confianza de Iósif Stalin.
En la década de 1920, Yezhov se afilió al PCUS en pocos años fue escalando
puestos dentro del organigrama de la organización política, llegando a formar
parte del ‘Politburó del Comité Central’,
uno de los órganos más importantes y por el que pasaban todos aquellos que posteriormente dirigían algún estamento o
comisariado (ministerio).
Supo mover sus fichas y posicionarse
muy cerca del líder indiscutible (Stalin) quien le fue otorgando cada vez
más funciones con el fin de que llevara a cabo una limpieza a fondo dentro del
partido y se deshiciera de todo aquel elemento sospechoso de conspirar contra
el país (pero sobre todo contra él).
Nikolái Yezhov, según sus biógrafos, era un tipo sin escrúpulos, misógino, racista, alcohólico y un
depravado sexual. A pesar de que estaba casado mantuvo incontables relaciones extraconyugales, tanto con mujeres como con
hombres y en un gran número de ocasiones estas no eran consentidas. Algunas
de sus víctimas, tras resistirse y negarse a mantener relaciones sexuales
acabaron fusiladas o enviadas a un campo de trabajos forzados tras ser falsamente
acusadas de conspirar contra el Estado.
Su falta de empatía y amoralidad es lo que lo aupó hacia lo más alto del Comité
Central y, tras ocupar varios cargos intermedios, en 1936 fue nombrado ‘Comisario del Pueblo de Interior’
(equivalente a Ministro del Interior) y pasó a dirigir la NKVD, el departamento gubernamental con funciones policiales a
cargo de la seguridad del Estado (antecesora de la KGB).
Desde ese puesto, Nikolái Yezhov dirigió las grandes ‘purgas’ con las que se detuvo a más de dos millones de ciudadanos soviéticos y se ejecutó a
más de la mitad de éstos.
También fue el responsable de elaborar una ley por la cual
se detendría a las esposas e hijos de aquellos que hubiesen sido acusados y
ejecutados por traidores al Estado o al PCUS, siendo enviados a campos de
trabajos forzados e incluso también ejecutados.
Yezhov utilizó también el enorme poder que le había
concedido Stalin para quitarse de en medio a todo aquel que consideraba un
estorbo para conseguir sus fines e ir ascendiendo en su desmesurada ambición
política.
Sus escándalos de borracheras, abusos sexuales y maltratos
quedaban tapados o al menos eso era lo que Nikolái Yezhov creía, ya que
mientras él se encargaba de eliminar a
su competencia, otros con sus mismas ambiciones hacían lo propio e iban
recopilando informaciones que algún día utilizarían para hacerle caer.
Y eso es lo que hizo en 1938 Lavrenti Beria, un mando intermedio del NKVD que, de la noche a la
mañana, ascendió como la espuma y fue situado por Stalin como lugarteniente de Yezhov,
para acabar sustituyéndole en el puesto, al ser nombrado éste como ‘Comisario del Pueblo para el Transporte
Marítimo’, un cargo de menor relevancia en el que mantuvo tan solo un año
(de abril de 1938 hasta el mismo mes de 1939) y que se convertiría en su tumba política.
De repente empezaron a aparecer numerosos informes sobre el
despotismo ejercido por Nikolái Yezhov, sus abusos de poder, desmanes
personales, escándalos sexuales (entre ellos sus relaciones homosexuales, muy
perseguidas y castigadas durante la época) y cómo había falseado miles de
informes, acusando falsamente a miles de compatriotas y compañeros de partido
de traición al Estado.
De un día para el otro Yezhov perdió todos sus privilegios, fue perseguido, encarcelado y acusado de
traidor, enemigo del pueblo (se llegó a decir que colaboraba con el
gobierno británico de Churchill e incluso con la Alemania nazi de Hitler),
además de ser señalado de sodomita.
El 4 de febrero de 1940 (cuatro días después de ser juzgado
por un tribunal militar, en el que no se contó con abogados, fiscal o testigos)
fue fusilado y su cadáver incinerado y lanzado a una fosa común. Se ordenó que
todos aquellos documentos gráficos en los que aparecía Nikolái Yezhov junto a Iósif
Stalin fuesen destruidos o manipulados (como ejemplo de tal manipulación de
fotografías, existen las imágenes mostradas bajo este párrafo).
Lavrenti Beria, sustituto de Yezhov al frente del NKVD, se
mantuvo en el cargo durante quince años y con el tiempo se descubrió que fue él
quien organizó el complot para derrocar a su antecesor y hacerlo caer frente.
Pero Beria pasaría por lo mismo y tras el fallecimiento de Stalin, en marzo de
1953, fue destituido, apresado y fusilado a finales de aquel mismo año por
orden expresa del nuevo líder de la URSS, Nikita Jrushchov.
Fuentes de las imágenes: Wikimedia
commons / Dailymail
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