A Jerry y Rita Alter
les llegó la edad de jubilación a finales de la década de 1970. Él se había
dedicado durante cuarenta años a dar clases de música en varias instituciones y
universidades neoyorquinas, además de ser miembro de una orquesta sinfónica.
Poe su parte, ella fue una reputada logopeda que ayudó a hablar correctamente a
miles de niños durante los años que ejerció su profesión.
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Tras jubilarse decidieron abandonar el bullicio de la Gran
Manzana y trasladarse a vivir a la pequeña y tranquila población de Cliff, en Nuevo
México. Allí llevaron una apacible vida a lo largo de las siguientes tres
décadas. Sus vecinos los recuerdan como una
pareja amable, poco sociable y altamente discreta. Poco o nada sabían de su
vida y en los escasos encuentros sociales y vecinales a los que acudieron en
los años que allí residieron lo único que dejaron saber es que eran amantes de
las obras de arte y unos empedernidos viajeros (habían visitado alrededor de
150 países de todo el planeta).
Jerry murió en 2012 y cinco años después lo hizo su viuda,
Rita, momento en el que se descubrió un
gran secreto que este discreto y encantador matrimonio guardaba y que, tras
hacerse público, dejó boquiabiertas a todas aquellas personas que los
conocieron.
En 2017 se intentó localizar a los hijos de la pareja (Joseph
y Bárbara) para que se hicieran cargo de las pertenencias de sus progenitores,
pero no se logró dar con ellos. Parece ser que Bárbara ya había fallecido y que
Joseph andaba internado en un sanatorio desde finales de la década de los 80.
Por tal motivo fue un sobrino de Jerry y Rita quien se hizo
cargo, como albacea, de todas las pertenencias de los Alter y, como suele
hacerse en estos casos, contactó con un anticuario para que éste comprase los muebles,
enseres, cuadros y obras de arte que había en la vivienda y habían pertenecido
a la pareja.
Una de las cosas que extrañó al sobrino de los Alter cuando
empezó mirar entre las pertenencias de sus
tíos fue el descubrir que éstos tenían una
cuenta bancaria en la que había más de un millón de dólares, algo que
sorprendió al tratarse de una pareja jubilada de clase media y sin una pensión
demasiado elevada como para haber podido ahorrar ese dinero.
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Lo más increíble no eran esos ahorros sino un objeto que se
encontraba, inesperadamente, entre las pertenencias de Jerry y Rita Alter que
fueron vendidas al anticuario. Detrás de una puerta se encontraba colgado un
cuadro abstracto al que no se le prestó demasiada atención a la hora de cogerlo
y que posteriormente (tras las oportunas comprobaciones) se ha podido descubrir
que se trata de una pintura auténtica del artista neerlandés (nacionalizado
estadounidense) Willem de Kooning
titulada ‘Woman-Ochre’ y cuyo valor
supera de largo los cien millones de dólares.
Pero, sorprendentemente, aquel cuadro no podía haber sido
adquirido de forma legal por el matrimonio y el hecho de que estuviese en su
poder solo podía haberse realizado ilícitamente ¿el motivo? la pintura fue
robada del Museo de Arte de la
Universidad de Arizona, donde se exhibía, el 29 de noviembre de 1985.
Desde entonces no se había tenido noticia alguna del
paradero del cuadro hasta que fue encontrado de forma casual en el hogar del
matrimonio Alter.
La policía se encuentra investigando cómo fue a parar a
manos de Jerry y Rita la obra ‘Woman-Ochre’
y aunque todas las evidencias que tienen
hasta el momento indican que el matrimonio estaba implicado en el robo,
toda vía no tienen claro cómo se llevó a cabo la sustracción del mismo y si
participaron los dos miembros de la pareja o solo uno.
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Según se ha podido saber, por los informes realizados tras
el robo en 1985, el vigilante que lo custodiaba durante su exhibición en el Museo
de Arte de la Universidad de Arizona fue entretenido por una mujer, momento que
aprovechó otra persona que la acompañaba para descolgarlo, enrollarlo y sacarlo
de aquel lugar.
Expertos en la investigación determinan que debido a las
descripciones que dio en su día el guarda de seguridad del museo, muy posiblemente, la pareja que sustrajo el
cuadro se trataba de Jerry y Rita Alter, aunque cabe la posibilidad de que
el rol femenino no fuese llevado a cabo por la propia Rita sino por su hijo
Joseph travestido con sus ropas, quien podría haber ayudado a su padre a llevar
a cabo este misterioso robo.
Durante tres décadas se mantuvo el misterio sobre dónde se
encontraría el cuadro Woman-Ochre de Willem de Kooning; una vez encontrado
falta saber quién lo robó, cómo fue a parar al hogar de los Alter, si la pareja
había intervenido en algún otro delio de sustracción de obras de arte y si el
más de un millón de dólares que tenían en la cuenta bancaría procedía de la
venta de obras robadas.
Fuentes de consulta e imágenes: washingtonpost
/ scdailypress
/ nytimes
/ artmuseum.arizona
/ azcentral
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