El atraco casi perfecto que, en 1950, estuvo a punto en convertirse en el ‘robo del siglo’

Muchos son los robos,
atracos o golpes
(como se les puede denominar) que han sido catalogados
como perfectos (o casi) y a los que se les ha añadido la coletilla ‘… del siglo’, debido a su complejidad,
cómo fue planeado, la forma de ejecutarlo, de cómo pudieron escapar los
criminales que lo perpetraron o, porque durante largo tiempo, no se supo más de
sus responsables.

Y es que la expresión ‘robo
del siglo’
se utiliza muy a menudo tanto en la prensa (para informar de un
suceso acontecido) como en la ficción: novelas, series de televisión y
películas que recrean pormenorizadamente cómo se llevó a cabo el golpe y que,
mayoritariamente, suelen posicionar al lector/espectador del lado del ladrón.

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En la media tarde del martes 17 de enero de 1950 tuvo lugar
un atraco en la sucursal bancaria que
la Brink’s Company tenía en el norte
de la ciudad de Boston.

Esta sede de la compañía no solo funcionaba no entidad
bancaria sino que también era el lugar donde se guardaba el dinero recogido por
los furgones de seguridad de otras sucursales y negocios de la ciudad, por lo
que el metálico que allí se almacenaba era cuantioso.

El atraco fue diseñado por Joseph McGinnis (apodado como ‘Big
Joe’
), quien reunió una banda compuesta por once miembros y tras haber
estudiado minuciosamente cada entrada y salida del edificio, el personal que a
él acedía, las medidas de seguridad y todos los detalles, por pequeños que
fueran, se decidieron dar el golpe, bautizado
por el propio FBI como ‘el robo del siglo’
(y
así todavía consta en su web
).

Días previos al del atraco Big Joe y su banda habían
conseguido hacerse con la copia de varias llaves de acceso al edificio, así
como uniformes de los miembros de seguridad que trasportaban el dinero.
Curiosamente, lo que nunca ha trascendido en estas siete décadas que han
trascurrido es cómo los consiguieron.

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El golpe se había previsto e intentado en media docena de
ocasiones anteriores, pero finalmente el día escogido para llevarlo a cabo fue la
tarde del 17 de enero de 1950. En aproximadamente treinta minutos lograron
entrar y salir con un suculento botín (accedieron alrededor de las 18:55 horas
y huyeron poco antes de las 19:30h).

Llevaban los uniformes y unas máscaras que parecían de caras
reales. Todos los detalles estaban calculados al milímetro. Media hora les
bastó para salir de allí portando alrededor de dos millones setecientos mil
dólares (1,2 millones en metálico y 1,5 millones en cheque, joyas y valores).

A penas dejaron pistas y el dar con ellos se convirtió en un
objetivo primordial para las fuerzas de seguridad estadounidenses, con el FBI a
la cabeza de las investigaciones.

Una vez realizado el atraco, el plan de Big Joe y su banda era
esconder todo el dinero y llevar una vida normal (y sin levantar sospechas)
durante los siguientes seis años, con el fin de que el delito prescribiese y,
si transcurrido ese tiempo alguno de ellos era descubierto, no tener que rendir
cuentas con la justicia.

Cuando se inició la investigación policial nada se sabía de
quiénes estaban tras ese perfecto robo del siglo, por lo que con colaboración
de la entidad bancaria, las autoridades ofrecieron una suculenta recompensa de
cien mil dólares a aquella persona que les facilitara una pista determinante
sobre alguno de los autores del golpe. No tardó en haber numerosísimas llamadas
de ciudadanos que aportaban datos de posibles sospechosos (evidentemente,
muchas de ellas falsas con el fin de cobrar la recompensa).

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La investigación por parte de la policía de Boston y el FBI
era minuciosa, no se descartaba a ningún sospechoso y se tuvo en el punto de
mira a todos los delincuentes de la ciudad. Poco a poco fueron atando cabos y
cayendo los primeros sospechosos.

Tal y como iban deteniendo a unos iban delatando al resto de
miembros de la banda, hasta que cayeron los once. Lo curioso del caso (y que
todavía tiene intrigado al FBI) es que de los dos millones setecientos mil
dólares que se llevaron durante el atraco tan solo se pudo recuperar poco menos
de sesenta mil dólares y en las casi siete décadas que han pasado desde
entonces nada se ha sabido del resto del dinero.

Los atracadores fueron condenados a cadena perpetua, pero en
1971 salieron de prisión la mayoría de ellos. El único que no ingresó en
prisión fue el cerebro del golpe, Big Joe, quien fue encontrado muerto en su
automóvil por varios tiros (estaba pendiente de entrar en la cárcel a cumplir
la condena). Otros miembros de la banda también fallecieron durante los
siguientes años.

Fuentes de
consulta e imágenes: FBI / celebrateboston / History / newenglandhistoricalsociety / Boston
Public Library

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