Los turistas que llegan de viaje hasta Corea del Sur se encuentran con que uno de los lugares más típicos para visitar son los cuatro túneles subterráneos que fueron construidos por Corea del Norte durante los años del conflicto bélico que tuvo enfrentado a ambos países entre 1950 y 1953.
El descubrimiento de dichos túneles se realizó entre los años 1974 y 1990 y rápidamente se convirtieron en un curioso lugar de visita, no dándole por parte del gobierno surcoreano más importancia de la que tiene, ya que sigue en pie el armisticio firmado el 27 de julio de 1953 y que mantiene el tratado de no agresión entre ambos países.
Pero no todos los habitantes están conformes con la explicación que les da su gobierno, por lo que un grupo de voluntarios lleva varios años a la busca de más túneles que demostrarían las hipótesis mantenidas por éstos de que, en las últimas décadas, Corea del Norte ha seguido construyendo nuevos túneles, creando toda una extensa red que llega hasta el subsuelo de la mismísima ciudad de Seúl.
Este singular grupo de hombres, encabezado por un predicador, está compuesto por varios feligreses y algún soldado retirado del ejército, quienes se dedican a inspeccionar todo aquel orificio que encuentran en cualquier gruta a lo largo de los 238 kilómetros de la frontera que divide ambos países.
En ningún momento el gobierno de Corea del Sur ha negado categóricamente la existencia de más túneles que atraviesen la frontera y, aunque admite la posibilidad de que haya alguno más de los cuatro ya conocidos, hace caso omiso a todas las teorías de corte conspiranoico que son realizadas por los pintorescos buscadores, cuyas herramientas principales para la detección de túneles subterráneos son una varilla de zahorí y un generador eléctrico.
El obsesivo empeño del predicador le ha llevado a asegurar que está llevando a cabo una misión encomendada por el mismísimo Dios, así como haber descubierto hasta 17 túneles en los últimos años. Todo ello ha generado al grupo un gran número de problemas personales, económicos y familiares.
Por otra parte, llama la atención la procedencia del dinero gastado en llevar a cabo la misión de rastreo y localización de túneles, ya que éste ha salido de los 100.000 dólares que estaban destinados para la remodelación de la iglesia en la que oficia como pastor.
Gran parte de las conjeturas en las que se basan para asegurar que existe una red que contiene miles de túneles subterráneos bajo gran parte del país y que dan a parar al subsuelo de la capital, se reafirman por las declaraciones efectuadas por algunos desertores huidos desde la vecina Corea del Norte, en el que aseguran que tales hipótesis son ciertas.
También se sintieron respaldados cuando el pasado mes de mayo, en un evento realizado en Florida, se citaron unas declaraciones efectuadas tiempo atrás por el que había sido comandante de las Operaciones Especiales de los EEUU en Corea del Sur en las que informaba de un entramado construido en el subsuelo por parte del ejército norcoreano, en el que se incluían miles de puestos de artillería subterráneas.
Eso sí, todo este entramado militar se encuentra dentro de los límites de Corea del Norte y en ningún momento, algún miembro destacado del gobierno o del ejército surcoreano ha señalado que dichos túneles crucen la frontera hacia el sur; destacando que son conscientes que desde el norte hay cerca de un millar de misiles y artillería de largo alcance apuntando hacia cualquier punto del país, con la que podrían destruirlo por completo, siendo totalmente absurdo el tener que utilizar una hipotética red de túneles que lo único que provocaría es hacerles tardar mucho más tiempo en alcanzar sus objetivos, en caso de estallar un conflicto armado entre ambas naciones.
Fuentes de consulta: nytimes / bbc / 106deltadart