‘Britisches Freikorps’, la unidad de voluntarios británicos que luchó en el bando nazi contra los Aliados

Tenemos asociado con las Potencias del Eje, que lucharon durante la Segunda Guerra Mundial, a la Alemania del Tercer Reich nazi y la Italia fascista de Mussolini, a los que se le unió el Imperio Japonés (tras su ataque a Pearl Harbor). Pero muchas otras fueron las naciones que le dieron apoyo, directa o indirectamente (tanto como países colaboracionistas o afines), así como voluntarios de diferentes nacionalidades que querían ayudar a la causa nacionalsocialista o el fascismo anticomunista.

Entre la amalgama de colaboradores con estos regímenes podemos encontrar cómo la dictadura franquista envió a la División Azul para combatir en la invasión de la URSS o la estrecha colaboración que llegó a haber entre China y Alemania, los voluntarios norafricanos que se incorporaron la unidad conocida como ‘Afrika Korps’e incluso los ‘Mischlinge’ (los cerca de 150.000 judíos pertenecieron al ejército alemán). Todo ello sin tener en cuenta a los países afines al Tercer Reich (como Hungría, Finlandia, Tailandia, Irak, Bulgaria, Rumanía o Irán, por citar unos pocos).

Pero, curiosamente, también nos encontramos que, dentro de naciones totalmente opuestas al régimen nazi, existió cierto apoyo por parte de grupos y personas de ideología fascista, que aspiraban a que sus respectivos países perdiesen la guerra frente a Alemania y se impusiera un Reich nacionalsocialista como el ejemplo alemán.

Ese fue uno de los motivos que llevó a la creación de los ‘Britisches Freikorps’ (en inglés ‘British Free Corps’) que se traduce como ‘Cuerpo Voluntario Británico’, el cual consistió en una pequeña unidad compuesta por soldados británicos y que lucharon contra los Aliados dentro de las Waffen-SS de la Alemania nazi.

Tal y como os explicaba en un post tiempo atrás, el aristócrata y político británico, Oswald Mosley fundó en 1932 un nuevo partido político al que llamó ‘Unión Británica de Fascistas’ (British Union of Fascists) y con el que pretendía instaurar un estado fascista en el Reino Unido, obteniendo, a lo largo de aquella década, un significativo (aunque insuficiente) apoyo por parte de ciudadanos británicos afines a esa ideología.

Tras la invasión alemana de Polonia que dio inicio al estallido de la IIGM, en septiembre de 1939, y ante la decisión del Reino Unido de declarar la guerra al Tercer Reich alemán, el fascismo británico intentó organizarse para combatir desde dentro de su país en contra de los intereses de la nación.

Esto llevó a la encarcelación de los líderes de los diferentes movimientos y partidos fascistas en el Reino Unido (entre ellos el mencionado Oswald Mosley), acusados de traición a la patria (uno de los cargos más graves a los que se podía enfrentar alguien).

Algunos miembros de esas organizaciones huyeron hacia la Europa continental e intentaron organizarse, con el fin de dar su apoyo a las fuerzas nazis. Entre ellos había algunos excombatientes que habían luchado en la Guerra Civil española, apoyando al denominado ‘Bando Nacional’ de Franco, por lo que tenían experiencia en conflictos bélicos, decidiendo formar la mencionada unidad de los ‘Britisches Freikorps’, teniendo todo el respaldo y apoyo logístico y económico de las Waffen-SS.

El impulsor de este ‘Cuerpo Voluntario Británico’ fue el inglés John Amery, quien trabajaba en la Oficina de Propaganda nazi de Berlín y había sido condecorado por su activa participación en la Guerra Civil española junto a las tropas franquistas.

Pero el ambicioso proyecto de Amery de crear un cuerpo de élite británico de apoyo al nazismo no obtuvo demasiados buenos resultados, debido a que no encontró suficiente personas dispuestas a unirse a los Britisches Freikorps. Por tal motivo buscó entre los soldados del ejército británico que estaban presos en los campos de prisioneros nazis.

A pesar de que se les prometía quedar libres y formar parte de un cuerpo de élite, pocos son quienes decidieron unirse. Según consta, no llegó a alcanzar la cantidad de 100 miembros (se baraja unas cifras entre 54 y 76), aunque en realidad en el momento en el que hubo más hombres apoyándola al mismo tiempo no llegó a la treintena de individuos.

Escasas fueron las misiones militares en las que participaron; principalmente contra el Ejército Rojo, ya que se negaron a tener que luchar contra sus propios compatriotas y tener que herir o matar alguno.

Tras finalizar la IIGM, la mayoría de miembros del ‘British Free Corps’ se libraron de cumplir condenas de cárcel, tras ser absueltos, ya que declararon que se habían unido al mismo como una estrategia para salir libres de los campos de prisioneros donde habían sido recluidos por los nazis. Quien no corrió la misma suerte fue el impulsor de aquella unidad, John Amery, siendo acusado de alta traición y ejecutado en la horca.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

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