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Tras la buena
acogida que tuvieron los cortometrajes propagandísticos, por encargo del
gobierno de los Estados Unidos, que la factoría
de animación Disney realizó durante la Segunda Guerra Mundial, y debido a
la grave crisis que atravesaba la empresa en aquel momento (hasta tal punto en
que estuvo a punto de quebrar), Walt
Disney decidió aceptar la petición de realizar varios cortos de animación más, esta vez dirigidos
sobre todo a estudiantes y a los que se les mostraba diversos aspectos relacionados
con la salud y los buenos hábitos.
Entre 1945 y
1951 compaginó las películas de corte infantil en la que aparecían los más
entrañables personajes de la factoría Disney con varios cortos en los que se hablaba
de temas tan diversos como la tuberculosis,
los mosquitos como portadores de
enfermedades, los hábitos de
la buena alimentación o incluso la
importancia de la higiene personal. Todos ellos habían sido hechos por
encargo de diferentes departamentos gubernamentales con los que se quería poner
un importante empeño en las clases de educación para la salud entre la
población estadounidense más joven.
[Relacionado: En
1938 Walt Disney rechazó contratar a una animadora de dibujos por el hecho de
ser mujer]
Pero, entre
todas esas películas de animación, en 1946 se coló una que seguía la mismas pautas que las demás pero que en realidad no había sido una petición gubernamental
sino un encargo publicitario (y
generosamente retribuido) hecho por la compañía fabricante de productos de
higiene femenina (aunque su producto estrella eran los Kleenex) la
‘International Cellucotton Products Company’.
El corto que se
titulaba ‘The Story of Menstruation’
(La historia de la menstruación), tenía una duración de diez minutos e iba dirigido especialmente a las jóvenes
estudiantes de secundaria.
Al tratarse de
un encargo comercial se temían que no fuese aprobada su exhibición en las escuelas públicas y no pasase el férreo filtro
de quienes aprobaban ese tipo de películas; así que hábilmente se contrató al ginecólogo
Mason Hohn, quien asesoró, firmó y avaló el
contenido científico del cortometraje.
A través de
valiosos contactos que el Dr. Hohn tenía consiguió que la película también recibiese
el ‘Sello de Aprobación Good Housekeeping’ concedío por la prestigiosa revista femenina Good
Housekeeping (la más influyente de la época) y que le abría prácticamente todas las puertas.
La película sobre la Historia de la menstruación fue exhibida
curso tras curso, hasta inicios de los años 60, en un gran número de escuelas y se calcula que fue visionada por más de 100 millones de
estudiantes
de secundaria.
Junto a cada proyección las jóvenes espectadoras recibían un
folleto de 20 páginas en el que se podía encontrar desde consejos útiles de qué
hacer, cómo vestirse o comportarse durante los días de menstruación, tablas de ejercicios,
abundante publicidad de productos de higiene femenina comercializados por la International
Cellucotton Products Company e incluso un sutil ataque al uso de tampones, algo que fabricaba la empresa de la
competencia Tampax.
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Fuentes de consulta e imágenes: mentalfloss / mum.org
/ imdb
