La curiosa historia tras el cuadro ‘Combate de mujeres’ expuesto en el Museo del Prado

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En el Museo
del Prado
se conserva un cuadro de grandes dimensiones (235 cm × 212 cm) realizado
en el año 1636 por el pintor de origen valenciano, afincado en Nápoles, José de Ribera y
que lleva por título ‘Combate de
mujeres’
, donde se puede apreciar a dos mujeres luchando en pleno duelo.

Pero dicha representación pictórica no era
fruto de ‘El Españoleto’
(sobrenombre con el que era conocido el pintor) sino a un célebre episodio que
había tenido lugar el 25 de mayo de 1552 y que desde entonces se transmitía de
forma oral de una generación a otra debido a lo curioso de lo sucedido.

Resulta que ambas mujeres, pertenecientes a
la alta sociedad napolitana, y cuyos nombres eran Isabella de Carazi y Diambra
de Petinella
, mantenían al mismo tiempo (y sin que ninguna de las dos lo
supiera de la otra) una relación amorosa con un joven caballero llamado Fabio Zeresola.

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En cierta ocasión fueron invitadas a una de
las muchas fiestas que se celebraban en Nápoles y allí se encontraba el apuesto
Fabio. Cabe destacar que la relación que mantenían con este tanto Isabella como
Diambra era totalmente en secreto, por lo que, en un momento de la velada,
cuando lo vieron de lejos, tanto una como la otra disimularon y no lo saludaron.

Pero a Isabella, inconscientemente, se le
escapó un sentido suspiro que llamó la atención de su amiga, quien se interesó
por el motivo de mismo. Sin hacerse de rogar, la dama comenzó a relatar el
profundo amor que sentía por el joven galán y cómo era correspondida por éste.

Esas palabras hirieron lo más profundo del
corazón de Diambra, quien también sentía una profunda pasión por Fabio y
aconsejó a su amiga que se olvidase del joven, ya que era sabedora que mantenía
una relación con otra mujer que además pretendía casarse con él.

Pero la forma en que la dama dijo aquellas
palabras a su amiga dio la pista a ésta para saber que era Diambra, y no otra, la
mujer que bebía los vientos por su amado Fabio.

Isabella reprochó esto a Diambra, con rabia
le aconsejó que se olvidara del joven y le soltó en público una bofetada, no
llegando a alcanzarla.

Ofendida por lo sucedido, cuando Diambra
regresó a su casa redactó una carta que mandó entregar al día siguiente a
Isabella. En la misiva ponía lo siguiente:

«Isabela,
por cuanto vos pretendéis que Fabio por derecho de amor es vuestro y que os ama
más que á mí, digo que mentís, sobre la cual querella determino verme en campo
cerrado con vos, y daros á conocer cómo es mío y á mí más que á otra ninguna
ama, castigándoos de las malas crianzas contra mí cometidas ó morir en tal
demanda; por tanto, de hoy en seis días os esperaré en el campo, quedando á mí
el cargo de hacerlo asegurar como conviene y á vuestra elección dejo las armas.
— Hecha á veinte y cinco de Mayo año de mil y quinientos y cincuenta y dos.»

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Isabella aceptó el duelo al que le había
retado su, hasta entonces, amiga Diambra y el mismo se hizo público. El virrey
de Nápoles, Pedro
de Toledo
, dispuso todo para que aquel 22 de mayo Isabella de Carazi y
Diambra de Petinella pudieran retarse. Para ello hizo levantar un palenque
(valla de madera) en la plaza del Olmo, lugar donde combatirían las damas.

Numeroso fue el público que hasta allí se
acercó y entre ellos personajes tan distinguidos como García
de Toledo Osorio
(duque de Fernandina) o Alfonso de Ávalos y
de Aquino
(marqués del Vasto).

Una vez llegaron las contendientes al
palenque, provistas por las armas escogidas para el duelo, unas trompetas dieron
aviso del inicio del combate. Según relata una crónica de la época (en la que un caballero napolitano relata el suceso
a través de una carta a un amigo residente en Roma
), las dos mujeres
pelearon ferozmente, utilizando varias de las armas e intentándose hacer el
máximo daño posible la una a la otra.

En un momento del lance Diambra cayó al
suelo, aprovechando Isabella para intentar acabar con su vida, momento en el
que le rindió, pidió clemencia por su vida y admitió que por derecho era justa
merecedora del amor de Fabio Zeresola.

Así fue como este curioso episodio se fue
retransmitiendo y llegó, 84 años después, hasta oídos del artista José de
Ribera, quien quiso plasmarlo en un lienzo al que tituló ‘Combate de mujeres’.

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