El pastelero alemán que hace un siglo creó el mayor imperio de ositos de gominolas

Tras la Primera Guerra Mundial, en el periodo, a inicios de la década de 1920, Alemania entró en recesión durante el periodo conocido como ‘República de Weimar’, la divisa germana perdió prácticamente todo su valor (debido a la hiperinflación causada por la masiva impresión de papel moneda) y una grave crisis económica afectó de tal manera al país que numerosas empresas y pequeños comercios tuvieron que cerrar, llevando a la ruina total a miles de familias.

En aquel momento convulso, un joven y emprendedor pastelero de 27 años de edad, llamado Hans Riegel y  originario de la ciudad de Bonn, decidió emprender un pequeño negocio de elaboración de dulces en la cocina de su propia casa.

Sabía que en tiempos difíciles había una cosa a la que tanto niños y como mayores no podrían resistirse y eso eran las golosinas, las cuales no eran demasiado difícil de confeccionar, baratas de hacer y que, además, se podía vender a un muy módico precio (obteniendo beneficios).

Tan solo un año después (1921) eran tantos los pedidos de caramelos que recibía que él mismo ya no daba abasto a elaborarlos y distribuirlos por las tiendas, por lo que contrató a una joven, llamada Gertrud Vianden, quien hacía los repartos diarios con una bicicleta.

Entre el pastelero emprendedor y la empleada repartidora surgió el amor y posos meses después se prometían y casaban.

El nombre escogido para aquel próspero negocio fue ‘HARIBO’, el cual lo ideó poniendo la primera sílaba de su nombre, apellido y ciudad de nacimiento (HAns RIegel BOnn) y en 1922 creó el producto que lo encumbró al éxito empresarial convirtiendo con los años a la empresa como uno de los mayores imperios del sector de las gominolas: golosinas con forma de ositos.

Hans se inspiró en los tradicionales ‘Tanzbären’ tan típicos en Centroeuropa desde la Edad Media que consistía en unos osos domesticados que danzaban por las calles al son que les marcaba un domador y cuya traducción era ‘Oso bailarín’.

En tan solo dos años la producción de ositos de goma se disparó y las demandas de producto hicieron que tuviese que contratar trabajadores y comprar un automóvil para realizar los repartos de forma profesional.

En aquellos momentos su esposa Gertrud no podía ayudarle en el negocio tanto como le hubiese gustado, pero tenía un motivo  muy especial: se había quedado embarazada y en tan solo tres años entre 1923 y 1926) dio a luz a tres hijos (Hans Jr, Anita y Paul).

En tan solo una década la empresa Haribo se convirtió en la más importante de su sector, creando nuevos y revolucionarios productos (entre ellos ositos de más sabores y colores y ruedas de regaliz dulce). Más de 400 empleados formaban parte de la plantilla de la compañía y la llegada de un nuevo líder político a la cancillería alemana (Adolf Hitler) hacía prever que se presentaban años de bonanza y riqueza para el país.

Pero el Tercer Reich metió de cabeza al país en otra guerra mundial, la falta de materias primas para la elaboración de golosinas y la llamada a filas de los dos hijos varones (Hans Jr, y Paul) quienes acabaron siendo apresados y encerrados por parte del ejército estadounidense. Tras finalizar la IIGM serían puestos en libertad coincidiendo con el repentino e inesperado fallecimiento del progenitor (Hans Riegel Sr.) a los 52 años de edad.

La guerra había dejado hecho añicos la economía de Alemania y de un gran número de sus empresas, entre ellas Haribo, que vio cómo su prospera actividad de hacía tan solo unos años se había reducido a una décima parte y pudiendo mantener en nómina tan solo a una cuarentena de empleados que se esforzaron para sacar adelante el negocio, capitaneado por Gertrud, la viuda del fundador y la ayuda de sus hijos Hans Jr. y Paul.

En 1946 estos se hicieron cargo por completo de la compañía, ideando nuevas estrategias de mercado (muy en la línea de cómo lo había realizado su padre y fundador) y Gertrud les pasó el control total de Haribo.

En tan solo un lustro volvió a ser una compañía top y lo largo de las siguientes décadas se consolidó como uno de los mayores imperios del mercado de las golosinas. En 1962, apareció el primer anuncio de Haribo por televisión, utilizando un eslogan publicitario que fue clave para la expansión de la empresa por todo el planeta: ‘Haribo macht Kinder froh’ (Haribo hace felices a los niños) y poco después se ampliaría con la coletilla  ‘und Erwachsene ebenso’ (y a los adultos también).

Paul Riegel murió en 2009 y cuatro años después fallecería su hermano, Hans Jr., dejando a la empresa como una de las más ricas de Alemania y dentro de la lista Forbes de las 500 mayores fortunas del planeta, con un patrimonio aproximado de casi tres mil millones de dólares.

Fuentes de consulta e imagen: Haribo / focus / smithsonianmag / Forbes / pxhere

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