El curioso caso de la primera mujer alcaldesa en EEUU que se enteró que era candidata un día antes de ganar las elecciones

Sucedió en 1887, en una época en el que las mujeres todavía no podían ni tan siquiera votar en ningún lugar del
planeta
(el primero fue en Nueva Zelanda a partir de 1893 y en Estados
Unidos no se permitió hasta 1920). Acababa de aprobarse en el Estado de Kansas
una ley por la cual, en las poblaciones de 1ª, 2ª y 3ª categoría (tal y como se
catalogaban por aquel entonces en base al número de habitantes) una mujer
podría acceder a algún cargo municipal si así lo decidían los vecinos.

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Hasta 1887 ninguna mujer había ocupado un cargo político en
todo el continente americano y fue en la pequeña población de Argonia (de tercera categoría en el
Estado de Kansas y menos de 500 habitantes) donde un ama de casa de 27 años de edad, llamada Susanna M. Salter, se
convirtió en alcaldesa inesperadamente
.

En realidad la señora Salter fue presentada como candidata
sin su conocimiento ni consentimiento, como una maniobra de burla y escarnio
hacia las mujeres por parte de un grupo de hombres que quisieron dejarla en
evidencia tras haberles llamado Susanna la atención durante una asamblea la Unión de mujeres por la templanza (que
abogaba por la prohibición del alcohol) a la que ella pertenecía y donde habían
ido esos hombres a molestar.

Susanna M. Salter
era una ferviente defensora de la abstinencia y había presidido alguna de las
reuniones del Partido Prohibicionista,
pero su papel no había pasado de ahí.

De hecho, en aquel momento el alcalde de Argonia era su
padre, quien llevaba en el cargo desde hacía dos años (se elegía al edil anualmente)
y el marido de Susanna (Lewis Salter)
era el secretario municipal.

La presentación de la candidatura de Susanna M. Salter, por
parte del grupo de vecinos díscolos, se había hecho de forma anónima y no se
conoció el nombre de todos los candidatos a la elección municipal hasta última
hora del día anterior a la votación (que sería el4 de abril de 1887).

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Esa tarde noche el comité electoral se presentó en el hogar
de los Salter (mientras ella se encontraba bañando a uno de sus hijos pequeños)
y le comunicaron que su nombre se encontraba en la lista de candidatos (era la única
mujer), preguntándole que, en caso de ser elegida, sí aceptaría el cargo de
alcaldesa. Aunque no entraba en sus planes, no se lo pensó demasiado y contestó
afirmativamente, pero en el fondo sabía que ningún hombre de Argonia (a
excepción, quizás, de su padre y esposo) votaría para escogerla para tal cargo.

Cuando Lewis, su marido, se enteró de dicha candidatura no
le sentó demasiado bien, pero decidió apoyar a su esposa (él y su suegro no se
presentaban a la reelección).

El hecho de que el grupo de vecinos de Argonia presentasen
secretamente a Susanna M. Salter como candidata fue por el hecho de que estaban
convencidos de que nadie la votaría y dejarían en ridículo el papel de las
mujeres que querían dedicarse a ocupar cargos políticos (gracias a la nueva ley
estatal de Kansas que las facultaba para ello).

Pero les salió el tiro por la culata y el nombre de Susanna
M. Salter fue el más tachado en la papeleta (sobre todo gracias al apoyo de sus
compañeros del Partido Prohibicionista y la unión por la templanza que
decidieron apoyarla en masa).

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Así es como fue elegida para un cargo político la primera
mujer en todos los EEUU, algo inaudito y que llenó muchas portadas de
periódicos de la época. Muchos fueron los lectores de otros lugares de Norteamérica
que creían que estaban siendo objeto de una broma pesada por parte de algún
redactor del diario, ya que no daban crédito a que una mujer ocupase el cargo
de alcalde.

Tan solo estuvo un año como alcaldesa y fue una legislatura
en la que no hubo ningún problema municipal, pero a pesar de ello, Susanna M.
Salter decidió no presentarse a la reelección en 1888.

Como dato anecdótico cabe destacar que por aquel año como
alcaldesa recibió el pago simbólico de un dólar.

Tras retirarse de la política activa, tras esa corta
legislatura, Susanna M. Salter no volvió a participar activamente en política y
se dedicó a cuidar de su prole de hijos (tuvo un total de nueve). En 1893 se
trasladaron de población, debido a que su esposo Lewis fue a ejercer la
abogacía al Estado de Oklahoma. Quedo viuda en 1916 (con 56 años) y tuvo una
longeva vida, viviendo hasta los 101 años de edad (falleció en 1961, dos semanas
después de su cumpleaños).

Con los años su nombre se convirtió en todo en un referente,
como pionera de la lucha política de las mujeres, en una época en la que pocas
cosas se les permitía hacer.

Fuentes de consulta e imagen: kansapedia
/ emilytaylorcenter
/ kancoll / thevintagenews
/ genealogybank

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