Cuando un ataque de asma propició la invención de la aspiradora portátil

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James Murray Spangler
fue uno de esos tipos emprendedores que, sin tener estudios ni una formación
específica, pasó gran parte de su vida ideando e inventando cosas que sabía que
podrían hacer la vida más fácil a los demás.

Suyos son varios inventos relacionados con cosechadoras de
cereales, un rastrillo mecanizado que recogía y volteaba el heno o una
bicicleta a la que incorporó una caja con ruedas y que convirtió en un elemento
imprescindible para muchos repartidores de la época, teniendo en cuenta que
todo esto lo realizó entre 1887 y 1900.

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Pero Splanger no consiguió vivir de sus patentes y no le
quedaba más remedio que compaginar su enorme ingenio como inventor con otros
empleos (vendedor, comercial, conserje…) Y fue trabajando como portero en los
grandes almacenes Zollinger’s Department
Store
de Ohio donde tuvo la más brillante de sus ideas.

Por aquel entonces (1907) James M. Spangler contaba con 59
años de edad y día a día podía ver como su ataque de asma iba a peor

al levantar una gran cantidad de polvo

cada vez
que debía barrer las alfombras del comercio.

Su inquietud le había llevado a leer sobre un invento
revolucionario que el británico Hubert Cecil Booth
había hecho: una máquina que era capaz de aspirar el polvo. El inconveniente es
que la aspiradora de Booth era de gran tamaño y complejo uso, por lo que Spangler
se puso a trabajar en uno que fuese portátil, se trasladase fácilmente y pudiese succionar el polvo de
cualquier rincón.

Al palo de la escoba que utilizaba (muy diferente a la que hoy en día
estamos acostumbrados a usar hoy en día) le incorporó
una caja de madera en la que había colocado un pequeño motor de una máquina de
coser, unas ruedas, un tubo con el que aspirar y un saco donde iría a parar todo el polvo succionado
que había confeccionado con una funda de una almohada.

Probó su invento aspirando
el suelo de los grandes almacenes y se dio cuenta que era perfecto, comprobando que ya no tenía ataques de tos ni se quedaba sin oxígeno por culpa del polvo.

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Spangler presentó la patente el 14 de septiembre de 1907
(tardó un año en recibir la aprobación, 2 de junio de 1908) y antes de comenzar a buscar un
inversor que le ayudase a comercializar su aspiradora portátil se lo ofreció a William
Zollinger
, propietario de los grandes almacenes, quien desechó la idea ya
que no le vio futuro alguno.

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Consiguió reunir una importante suma de dinero a través de
varios pequeños inversores y creó la empresa ‘Electric
Suction Sweeper Company’
con la que pretendía fabricar sus aspiradoras
portátiles. Pero el dinero se acabó pronto y comenzaron a llegar las deudas
antes de haber podido vender los suficientes aparatos que les permitiría
recuperar la inversión, motivo por el que no le quedó más remedio a James M.
Spangler de disolver la sociedad y vender directamente la patente de su
invento.

Pero el negocio se quedó en la familia, debido a que la
prima hermana de Spangler (que había adquirido una de esas aspiradoras) habló a
su esposo William
H. Hoover
de lo fantásticamente bien que iba aquel aparato. Algo que hizo
que, a mediados de 1908,  decidiera
adquirir la patente y convertir su negocio de artículos de cuero en una fábrica
de aspiradoras portátiles. Todo un acierto, pues durante muchas décadas Hoover
se convirtió indiscutiblemente en el rey mundial del sector de las aspiradoras.

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Por su parte, Spangler consiguió un puesto de gerente en la
empresa de Hoover, donde trabajó hasta el día antes de su fallecimiento en
1915, pues anecdóticamente murió, a la edad de 66 años, la noche antes de salir
de viaje en las que iban a ser las primeras vacaciones de su vida.

Fuentes de consulta: zollinger-genealogy
/ ozy
/ google.com/patents / ohiohistorycentral

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