Halloween es una noche para divertirse, disfrazarse e intentar asustar a los demás. Uno de los recursos más utilizados es el del ahorcado. En la mayoría de fiestas se utiliza un muñeco de trapo para encarnar a este personaje, pero lo trágico viene cuando alguien intenta emular ese papel y acaba sufriendo un fatal accidente.
Días atrás la prensa británica publicaba la noticia acaecida en un club nocturno de la localidad de Milton Keynes, en el que un cliente del local estuvo a punto de morir a causa de ahorcarse con una soga que allí había y que formaba parte de la decoración para la celebración de la fiesta de Halloween que ha tenido lugar durante toda la semana previa.
El joven, de 25 años de edad, se la colocó alrededor de su cuello con la intención de que sus amigos le tomasen una fotografía. Ese momento de fiesta y jolgorio estuvo a punto de acabar en tragedia, aunque el muchacho se recupera en un hospital.
Pero al igual que un accidente fortuito puede terminar con solo heridas, también nos encontramos casos en el que el desenlace ha terminado con una desafortunada muerte, como es el caso de Brian Jewell, un adolescente de 17 años que falleció en 1990 mientras actuaba en un espectáculo que recorría las calles de su población.
Brian llevaba un arnés de seguridad colocado, pero algo falló y quedó ahorcado mientras era paseado, sin que el conductor que llevaba el remolque se diera cuenta. El cadáver del chico fue visto por centenares de personas que acudieron a presenciar el show callejero.
Caleb Rebh, de 14 años, también salió mal parado en el parque de atracciones en el que lo habían contratado para asustar a los niños que se montaban en las atracciones. Cansado de dar botes de un lado a otro pensó que sería más divertido ocupar el puesto del esqueleto de plástico que estaba colgado de uno de los árboles, con la mala suerte que no reparó en lo que le podría pasar si no tomaba medidas de seguridad.
Desafortunadamente murió ahorcado tras dar un salto y asustar a unos transeúntes que por allí pasaron y contemplaron la escena, creyendo que los gritos de agonía de Caleb se debían a la interpretación.
Esta historia ocurrió en 2001, pero no hemos de irnos muy lejos en el tiempo para encontrar una muy similar, ya que en 2011 una chica de 17 años falleció del mismo modo en una atracción abierta con motivo de Halloween.
Tuvo lugar en la Casa del Terror instalada en Fenton (Missouri) y el accidente se produjo cuando falló el sistema de seguridad que debía sujetar a la joven sin causarle daño alguno. Docenas de personas pasaron frente a ella, pero nadie se dio cuenta de que se trataba de una persona real y la tomaron por un muñeco. No fue hasta el cierre de la atracción en el que el propietario se percató del trágico accidente.
Pero no solo estos hechos les ocurren a jóvenes y adolescentes, ya que en 2005 una mujer de 42 años decidió suicidarse utilizando una de las sogas que estaban colgando, con motivo de la decoración de Halloween, en uno de los árboles de su calle. Nadie reparó en que se trataba de un suicidio y pasó desapercibida, como si de un elemento más de la decoración se tratase, durante el resto de la noche.
No todas las tragedias que pasan en Halloween han ocurrido mediante la broma del ahorcado, ya que el ir disfrazado también puede ocasionar algún que otro disgusto, como le ocurrió días atrás a una pequeña de nueve años que acudió a una fiesta familiar disfrazada con un vestido negro y un sombrero con una borla blanca. En un momento de la celebración salió al jardín y uno de los asistentes, creyendo que se trataba de una mofeta, agarró una escopeta y pegó un disparo en plena espalda de la niña.