Los repudiados soviéticos que el régimen comunista de Stalin envió a una isla y acabaron practicando el canibalismo

Iosif Stalin está considerado como uno de los mayores genocidas de la historia, provocando durante su mandato la muerte de millones de seres humanos y ejerciendo sobre la Unión Soviética un régimen del terror entre la ciudadanía, cuando su llegada al poder, tras el cambio político en la Rusia zarista, había sido visto por una inmensa mayoría de compatriotas como un halo de esperanza para mejorar sus vidas.

Todas aquellas consignas y promesas realizadas tras la revolución que alzó al poder a los comunistas se desvanecieron en cuanto ocuparon el poder. La sociedad de progreso e igualdad entre ciudadanos se desvaneció bajo un régimen dictatorial cuyos líderes se ocuparon de reprimir a todo aquel que no comulgaba con el ideario político, estorbaba o no era útil para la sociedad.

Desde la creación de la Unión Soviética, en 1922, y la llegada al poder de Stalin, la principal obsesión de los jerarcas soviéticos fue controlar absolutamente todas las capas de la sociedad y lo que ellos vendían falsamente como una ‘sociedad igual entre los ciudadanos’ y sin existencia de clases fue en realidad una forma de mantener el control ante las decisiones personales.

Se acabó con la sociedad agraria para industrializar la URSS y convertirla en una potencia económica mundial. Para ello se obligó a la colectivización de la producción agraria, despojando de todas las tierras y propiedades agrícolas particulares.

Al final de la década de 1920 se nacionalizaron las tierras de los ‘kulaks’ término con el que se conocía a los granjeros y terratenientes propietarios de terrenos agrícolas. Muchos de estos pasaron a ser elementos molestos para el gobierno soviético, incorporándolos a un grupo de algo más de dos millones de personas consideradas por el Kremlin como ‘socialmente dañinas’ e ‘indeseables’ (quienes no comulgaban con la ideología política del régimen, delincuentes, artistas, intelectuales, prostitutas…).

Con el fin de liberar espacio en las prisiones y convertir a todos aquellos individuos en personas de provecho para la sociedad se ideó, a principios de la década de 1930, un plan para ir enviando grupos controlados de estos a lugares despoblados de la Unión Soviética. Allí se convertirían en colonos y tendrían que sembrar tierras y empezar de cero un nuevo modelo de sociedad.

Una de las primeras pruebas piloto tuvo lugar en mayo de 1933 enviando a la isla de Nazino(que se encontraba en Siberia) a alrededor de seis mil personas (de las que tan solo había algo más de 300 mujeres y 4500 hombres).

Solo en el viaje ya falleció una treintena, debido a las condiciones de falta de salubridad y hacinamiento con las que los trasladaron y en los siguientes días las muertes subieron hasta varios centenares.

Les acompañó una cincuentena de guardianes que iban armados y que en más de una ocasión tuvieron que hacer uso de sus armas para frenar alguna rebelión.

Como sustento tan solo se llevó hasta la isla de Nazino dos toneladas de harina, la cual sería repartida entre todos los colonos en 250 gramos diarios. Con ello deberían cocinar lo que cada uno quisiera, pero claro, no tenían herramientas ni utensilios para cocinar. Tampoco disponían de agua y la que se conseguía para realizar la mezcla no estaba en buenas condiciones, lo que provocó que centenares de personas muriesen de disentería.

El hecho de haber muchos delincuentes entre aquel numeroso grupo humano, provocó que estos tomasen el control sobre el resto, habiendo incluso tráfico de harina (en connivencia con los guardianes).

Pero lo más terrible de todo es que la falta de alimentos provocó que también existiera un mercado negro de carne humana, practicándose el canibalismo.

En tan solo dos meses la población de la aquella nueva colonia en la isla de Nazino se había reducido hasta las dos mil personas, siendo aquel un lugar sin ley y del que las autoridades soviéticas del Kremlin decidieron despreocuparse por completodurante casi un año, cuando finalmente se decidió dar por finalizado aquel experimento social y recluir a los pocos supervivientes en diferentes prisiones de la URSS.

La trágica historia del canibalismo en la isla de Nazino se mantuvo en secreto por las autoridades soviéticas a lo largo de las siguientes seis décadas y no fue hasta 1998 cuando vio la luz este escalofriante relato.

Fuente de la imagen: historycollection

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