Las estrafalarias e hilarantes últimas voluntades de Charles Millar

A lo largo de toda su vida a Charles Millar le encantó observar el comportamiento humano. Ver
cómo otras personas eran capaces de hacer cualquier cosa con tal de ganar
dinero o alcanzar popularidad.

Abogado de profesión había ganado un considerable capital
invirtiendo en numerosos negocios (sobre todos relacionados con la
construcción) y cuando llegó a la vejez, al darse cuenta que no tenía
descendientes ni parientes a quien dejárselo, se le ocurrió una estrafalaria
manera de repartir su fortuna entre aquellos que quisieran su herencia.

Tenía un peculiar sentido del humor y durante la mayor parte
de sus 73 años de vida (nació en 1853 y falleció en 1926) se dedicó a poner a
prueba a los demás, a gastar bromas o a
crear situaciones comprometidas
para ver cuál era el límite de otras
personas y hasta qué punto eran capaces de llegar con el fin de obtener algún
beneficio.

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Una de los juegos con el que más disfrutaba era el de dejar
un billete en el suelo (que había atado a un hilo) y esconderse en una esquina,
desde allí observaba si alguien se agachaba a recogerlo y cuando lo hacía Charles
Millar tiraba del hilo y hacía correr al individuo detrás del dinero.

Durante los últimos años de su vida le estuvo dando vueltas
a la cabeza qué hacer con su herencia y a quién dejársela y fue en 1921 (cinco
años antes de fallecer) cuando formalizaría ante un notario sus últimas
voluntades, convirtiéndose en uno de los
testamentos más hilarantes de la historia
.

Murió el 31 de octubre de 1926 en Toronto (Canadá) y aunque
hubo una dura batalla legal por parte de unos parientes lejanos (no tenía
familia allegada) que querían parte de su fortuna, finalmente  los tribunales dictaron que la herencia de Charles
Millar se repartiría tal y como él había deseado.

Por un lado tenía una casa vacacional en Jamaica, el cual
dejó a tres compañeros suyos, también abogados, pero que no se podían ver entre
sí. La cláusula del testamento especificaba que solo lo podrían disfrutar si
iban juntos a pasar las vacaciones.

Charles Millar también había sido aficionado a las carreras
de caballos por lo que invirtió en acciones del hipódromo ‘Ontario Jockey Club’ repartiéndolas entre varias personas que se
habían manifestado públicamente en contra de las apuestas.

También poseía una pequeña fortuna en acciones de una
empresa cervecera (según las fuentes, por valor de 700.000 dólares) que dejó a
una orden metodista y antialcohólica.

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Pero la parte más estrafalaria del testamento es la que
decía que todo lo que tenía invertido debería ser vendido una década después de
su fallecimiento y el dinero en efectivo se le tendría que entregar a la mujer
que residiera en Toronto y tuviese más hijos en el periodo de diez años.

Esto provocó que cuando se conoció estas últimas voluntades
de Charles Millar fueran docenas las mujeres que se lanzaran a quedarse
embarazadas y dar a luz sin parar, aumentando considerablemente la población de
Toronto a lo largo de aquella década.

Aquella competición por ver quién sería la mujer que más
hijos (legales) daría a luz a lo largo de los siguientes años fue seguido por
la prensa que lo bautizó como ‘The Great
Stork Derby’
(El gran derbi de la cigüeña).

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Cuando se cumplió exactamente diez años del fallecimiento
(el 31 de octubre de 1936) cuatro fueron las mujeres que habían tenido más
prole en esos años: Annie Katherine Smith,
Kathleen Ellen Nagle, Lucy Alice Timlek e Isabel Mary Maclean.

En total, cada una de ellas
tuvo nueve hijos, todos vivos en la fecha en que acaba el plazo y registrados
legalmente. Todo ello sin tener en cuenta la gran cantidad de mujeres que
tuvieron alguno menos.

Las cuatro afortunadas se
repartieron entre ellas medio millón de dólares (125.000 para cada una. Algunas
fuentes indican que fue algo más y otras menos). También se dio una
compensación a dos mujeres que habían alcanzado (incluso superado la cifra de 9
hijos) pero que los habían tenido a raíz de relaciones promiscuas y fuera del
matrimonio, siendo una de las cláusulas esa condición. Esas dos mujeres
recibieron cada una gratificación de 12.500 dólares.

Fuentes de consulta: snopes / archivodeinalbis
/ h2g2 / testamentoherenciasysucesiones
/ kurioso / geni