Cada año, tras finalizar el periodo vacacional de verano,
los medios de comunicación publican noticias relacionadas con los accidentes automovilísticos que se han
producido, cuántas víctimas mortales
ha habido y un sinfín de datos referentes a los motivos.
Si nos ponemos a hacer un repaso a la Historia del automovilismo sería imposible calcular el número
exacto de accidentes, muertes y heridos que se han producido en todo este
tiempo, dando las estimaciones unas cifras desorbitantes.
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Pero como todo en la vida, siempre hay un origen y un primer
momento y aunque sí que se conoce cuándo se produjo y quién fue la primera víctima mortal de un atropello
automovilístico de la Historia, curiosamente en este caso son dos los nombres que se dan y ademas en accidentes distintos producidos con 27 años de diferencia entre uno y otro. Estas son las dos historias…
Por un lado nos encontramos con el caso de la irlandesa Mary Ward, quien falleció a la edad de
42 años el 31 de agosto de 1869 al ser atropellada por el auto a vapor en el
que iba paseando junto a sus primos en el momento en el que el automóvil pilló un
bache y de la sacudida Mary salió despedida del mismo, pasando las ruedas sobre
ella.
Aquel coche en el que viajaban era un prototipo que había
sido fabricado por su primo William Parsons,
tercer Conde de Rosse (algunas fuentes indican que era su tío) y uno de los
primero automóviles de la Historia.
Cabe destacar que Mary Ward destacó en su vida no solo por
ser considerada la primera víctima mortal de un atropello automovilístico, sino
también por ser una gran entusiasta de la ciencia, la cual estudio de manera
autodidacta (debido a que en su tiempo no se daba acceso a estudios superiores a las mujeres) y por ser la primera mujer en escribir, ilustrar y publicar un libro sobre
microscopía.
Pero a pesar de este suceso, muchos son los historiados y
expertos que se niegan a admitir el caso de Mary Ward como el de la primera víctima
mortal de la Historia debido a que argumentan que no fue atropellada por un
auto con motor de explosión sino a vapor y, además, que se trataba de un
prototipo casero no homologado.
Por tal motivo en la mayoría de almanaques y libros con
datos curiosos sobre automovilismo el nombre que figura como ‘primera víctima
mortal de un atropello automovilístico de la Historia’ es el de Bridget Driscoll, una ama de casa de 44
años de edad y madre de tres hijos, que el 17 de agosto de 1896 se dirigía al Palacio de Cristal de
Londres donde iba a acudir junto a su hija adolescente Mary y una amiga a
presenciar un espectáculo de danza con motivo de unas festividades organizadas
por la Catholic League a la que pertenecían.
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Mientras cruzaban por los
jardines del Palacio de Cristal, Bridget Driscoll fue atropellada por un
automóvil que por allí circulaba a modo de exhibición.
Los testigos presenciales señalaron que el auto iba a una
gran velocidad cuando se llevó por delante a la pobre señora Driscoll, aunque
cabe destacar que esa velocidad vertiginosa, a la que se refieren, lo era para
la época, debido a que el coche circulaba a alrededor de los 10 kilómetros por
hora.
Uno de los datos anecdóticos de este caso es la frase que
pronunció Percy Morrison, el médico
forense que acudió a la vista en que se juzgaba al conductor que produjo tal
atropello, y que decía: ‘Confío en que algo así nunca vuelva a
ocurrir…’. Como se ha podido comprobar, a lo largo de la Historia, el
deseo del doctor Morrison no se cumplió.
Fuentes de consulta e imágenes: bbc / principia
/ britishnewspaperarchive
/ roadpeace
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