por El ideario
nacionalsocialista del Tercer Reich, liderado por Adolf Hitler, determinó
cómo debía ser cualquier ciudadano alemán. No solo se buscaba tener una nación integrada
de personas de ‘raza aria’, sino
que, además, desde muy jóvenes se les instruía y marcaban unas directrices muy
concretas para comportarse como unos perfectos alemanes.
El doctrinario nazi marcaba cómo crear a una nueva
generación de ciudadanos fuertes, sanos, esbeltos e inteligentes. Hombres
deportistas y amas de casa sumisas al dictamen del esposo. Para ello se les instruía y adoctrinaba desde la
infancia a través de las diferentes ramificaciones y organizaciones
surgidas del Partido Nazi. Toda una
maquinaria perfectamente engrasada y lista para formar a los hombres y mujeres
arios y perfectos.
Entre otras organizaciones, se creó la ‘Kraft durch Freude’ (KdF) en castellano ‘Fuerza a través de la alegría’, con la que se
pretendía levantar la moral a la ciudadanía a la vez que depurarla de todos los
vicios adquiridos durante los años de la República de Weimar (1918-1933).
También tuvo un
destacadísimo papel la ‘Nationalsozialistische
Frauenschaft’ (NSF o NS-Frauenschaft) que se traduciría como ‘Organización de Mujeres
Nacionalsocialistas’, una organización dependiente directamente del Partido
Nazi en la que también estaba incorporada la ‘Bund Deutscher Mädel’ (BDM) ‘Liga
de Muchachas Alemanas’.
Fue a través de estas
dos organizaciones femeninas desde las que se instruyó a todas las mujeres
alemanas (desde corta edad hasta ancianas) para ser unas ‘perfectas hembras germanas’,
tal y como les gustaba decir a los jerarcas nazis desde su aparato
propagandístico.
Al frente de las
secciones femeninas se encontraba Gertrud
Scholtz-Klink, quien lideraba dichas organizaciones con mano de hierro y
que fue definida por el propio Adolf Hitler como ‘Reichsfrauenführerin’, que vendría a traducirse como ‘Máxima líder
del Reich’.
Gertrud Scholtz-Klink
tenía un encargo muy específico a partir de 1936: preparar a las jóvenes
alemanas para ser ‘mujeres ideales en una nación perfecta’.
Para ello organizó,
entre otros, unos cursillos de seis semanas de duración, en las denominadas
como ‘Escuelas para novias’, que
eran impartidas por la BDM (colocando al frente de la liga juvenil a Jutta
Rüdiger).
Los mencionados cursos estaban
diseñados para enseñar a las jóvenes germanas a ser unas perfectas esposas y
amas de casa e instruyéndolas en las ‘artes’ de cocinar, coser, limpiar,
planchar, decorar la casa, educar y cuidar a los hijos.
Las jóvenes de la BDM también
recibían clases y consejos sobre cómo comportarse correctamente en los eventos
sociales, la forma de dirigirse a los hombres que las cortejaban y se les
impartían conocimientos sobre genética y la raza.
Tras haber superado las
seis semanas de cursillo, se celebraba un gran acto organizado por la NS-Frauenschaft
y en el que asistía la flor y nata del Tercer Reich, con destacadísimos
miembros de la Wehrmacht presentes y en el que se otorgaba los correspondientes
diplomas que facultaban a aquellas jóvenes como ‘perfectas mujeres arias’.
Un diploma que les sería
imprescindible si entre sus planes estaba el contraer matrimonio con un
funcionario del Reich o algún miembro de las fuerzas armadas alemanas.
Fuente de las imágenes: Wikimedia
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