La histórica gira española de “Alberto” Einstein

Tras la entrada de los nazis en el poder en Alemania, la recién instaurada Segunda República hizo todo lo posible para convencer a Albert Einstein de que se instalara a vivir en España con el objetivo de tenerlo como catedrático de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Madrid. Tal magnifica operación, para traer al más prestigioso científico de la época, venía precedida por el éxito de la visita que realizó al país una década atrás.

El 23 de febrero de 1923 desembarcaba en el puerto de Barcelona, el que sin duda alguna sería el visitante más insigne que recibió España en aquella época. Proveniente de tierras palestinas, el padre de la “Teoría de la relatividad” llegó a la Ciudad Condal con la intención de hacer una pequeña gira por tres capitales españolas (Barcelona, Madrid y Zaragoza) invitado por los estamentos científicos y culturales más importantes del momento.

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Su talante en pro del pacifismo hizo que colectivos anarquistas se acercasen hasta el famoso Premio Nobel de Física, invitándolo a visitar la sede de la CNT. Este hecho fue utilizado por la extrema derecha para desacreditar a Einstein, acusándolo de venderse a la “horda anarquista”. No obstante, todos querían sacar provecho de tan ilustre visitante y se le acercaron desde todos los ámbitos sociales del país para poder “fotografiarse” junto al que, sin duda alguna, era el personaje del momento.

Su llegada a Madrid, el 1 de marzo de aquel mismo año, se convirtió en el acontecimiento de la década, siendo recibido por las más importantes personalidades españolas, encabezados por el rey Alfonso XIII.

A pesar de que la Teoría de la relatividad no era comprensible para la mayor parte de la sociedad española debido al alto grado de analfabetismo que por entonces había, Einstein llegó como si fuese una estrella internacional. Y es que el grado de desconocimiento científico por la gran mayoría de ciudadanos era contrarrestado con el momento dorado por el que atravesaba la ciencia en España a través de sus más importantes y galardonados investigadores; dos caras y realidades bien distintas de una misma moneda.

No obstante, en la visita de “Alberto” Einstein, como les gustaba llamarlo a los cronistas de la época, lo que menos destacó fue la ciencia. Había llegado al país uno de los grandes genios universales que solo aparecen cada cierto tiempo y los lugareños estaban más interesados en posar junto a él que en escucharle hablar.

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Un sector importante de la sociedad intelectual intentó que tan ilustre visita no fuese un mero acto de paseo para mostrar a Einstein a los ciudadanos e intentaron convencerlo para que alargase su estancia y visitase otras ciudades, como Bilbao, pero la apretada agenda del físico alemán ya estaba cerrada y partió tras tres semanas plagadas de eventos sociales.

 

 

 

 

Fuentes de consulta: Hemeroteca Nacional / Uma.es / Alpoma.net