La curiosa colección del Dr. Chevalier Jackson con objetos que habían sido tragados por sus pacientes

En las redes sociales han proliferado, en los últimos años,
los perfiles dedicados a explicar a sus seguidores todo tipo de curiosidades
relacionadas con alguna profesión en concreto, siendo los que se dedican al
mundo de la sanidad (médicos, enfermería, farmacéuticos, etc…) los que más
éxito están obteniendo, debido a que se explican (preservando la identidad de
los protagonistas, evidentemente) casos que serían imposibles de creer si no
fuera porque quien lo está contando lo ha vivido en persona.

Uno de los temas que más entusiasman a los followers de esas cuentas es el
relacionado con los servicios de urgencia y los sorprendentes casos que se dan
en cualquier unidad hospitalaria a lo largo y ancho del planeta.

Muchas son las publicaciones en las que se explican cómo
determinados pacientes han llegado hasta urgencias para ser atendidos debido a
que llevaban algún objeto extraño que se habían introducido/tragado (vía bucal,
nasal, vaginal, rectal, etc…) y no podían sacárselo.

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Esto, que hoy en día muchos ven como un modo de
entretenimiento para pasar sus horas muertas en las redes sociales, no es algo
nuevo y ya hubo quien, hace algo más de un siglo, se puso a recopilar todos
aquellos objetos que conseguí extraer de los estómagos, gargantas o vías
nasales de sus pacientes, reuniendo una colección de 2.374 piezas y que se
exhiben en el Museo Mütter de
Filadelfia.

Se trata del doctor Chevalier
Jackson
(1865-1958), un célebre médico estadounidense especializado en otorrinolaringología
(más concretamente en la rama de laringología) que, a lo largo de sus 75 años
de carrera profesional, visitó a miles de pacientes.

A muchos de ellos les trató los problemas y enfermedades que
podían tener en el esófago, tráquea, laringe, siendo una de las mayores
eminencias en su campo en la época que ejerció la medicina.

Suyos son muchos de los avances que se introdujeron en la
especialidad de laringología, sobre todo lo referente a la realización de endoscopias,
siendo pionero en la utilización de un tipo de tubos huecos que dejaban entrar
la luz exterior y con los que explorar con mayor facilidad el interior del
esófago.

Pero, debido a su especialidad, muchas fueron las urgencias
que tuvo que asistir en las que un paciente se había tragado algo (ya fuese bucalmente
o a través del orificio de la nariz) y necesitaban de su pericia para sacar el
cuerpo extraño de ahí y evitar problemas mayores (entre ellos la posible
asfixia).

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Muchos de ellos eran niños pequeños, pero también observó
que un gran número de pacientes que llegaban hasta su consulta eran personas
adultas e incluso algunas, después de haberles atendido y sacado el objeto,
eran reincidentes y volvían al cabo de un tiempo. Esto era debido a un curioso trastorno
llamado ‘síndrome
de Pica’
, que se trata de una alteración psicológica por la cual el
paciente siente una necesidad irrefrenable a comer cosas no destinadas al consumo humano, tales como: pasta
dental, jabón, detergente, condones, yeso, pelo, fósforos, barro, hielo,
colillas de cigarro, betún para zapatos, polvo o suciedad, esmalte
y un largo etcétera.

El doctor Chevalier
Jackson
llegó a sacar de las cavidades sus pacientes cosas insospechadas,
por lo que decidió ir guardándolas y así fue como nació una de las colecciones
más curiosas que existen.

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Entre los diferentes objetos que recopiló se encuentra un
buen número de botones, alfileres, relojes de pulsera y de bolsillo, imperdibles,
tuercas, monedas, medallas, huesos de fruta, tornillos, hebillas de zapato,
prótesis y puentes dentales, pequeños juguetes, hebillas de cinturón,
cordones, pequeños huesos de animales (como tres vértebras de ardilla)… Todos
ellos registrados meticulosamente con un número de referencia, el nombre del
paciente y la fecha en la que lo atendió.

Cabe destacar que en el Museo
Psiquiátrico Glore
se exhiben 1.446 piezas que fueron extraídas por
el doctor Chevalier Jackson del estómago de una sola paciente, aquejada por el
síndrome de Pica, la cual falleció en la mesa de operaciones. Entre los
diferentes objetos que extrajo había 453 clavos, 409 imperdibles, 63 botones, 42 tornillos, 5 dedales, 3 saleros
y un largo etcétera.

Fuentes de
consulta e imágenes: muttermuseum
/ nytimes
/ jeremyriad
/ propellermag
/ fdaphotos
(Flickr)
/ Wikimedia
commons

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