Mucho se ha hablado y escrito en las últimas seis décadas sobre el devastador lanzamiento de dos bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Se sabe cuando fueron lanzadas, el nombre del avión que las transportó e incluso el de los pilotos, pero durante muchísimo tiempo poco se supo del lugar en el que se experimentó y construyeron dichas bombas.
En octubre de 1942 el Gobierno norteamericano buscaba una forma rápida y contundente de fabricar una potente arma que fuese capaz de frenar a la Alemania nazi y el propósito de esa nación por construir armamento atómico.
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Para ello, el presidente Roosevelt mandó crear el ambicioso Proyecto Manhattan, con el que se investigaría a marchas forzadas la manera de adelantarse a los propósitos germanos.
El sitio elegido era un remoto lugar en las montañas Cumberland (Tennessee) y en un espacio de aproximadamente setenta mil acres de terreno se construyó todo un entramado de laboratorios que quedaron camuflados tras la apariencia de una apacible ciudad llamada Oak Ridge.
La ciudad secreta, que no aparecía en los mapas, se habilitó con todo tipo de edificios, fábricas y departamentos administrativos que eran construidos a un ritmo frenético y que daban una apariencia de total normalidad al lugar.
Pero aquel sitio escondía el ambicioso secreto de producir el uranio necesario para desarrollar las tan deseadas bombas nucleares que acabarían con la vida de cientos de miles de ciudadanos.
En poco menos de tres años, Oak Ridge, se fue poblando hasta alcanzar los 70.000 residentes. La vida en la ciudad era aparentemente normal, salvo por el pequeño detalle de que se encontraba totalmente cercada y vigilada día y noche por guardias y militares armados desde varias torres de vigilancia que la rodeaban. El acceso hasta allí, desde muchísimos kilómetros antes, era imposible.
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En aquellos momentos aquel lugar era el sitio más protegido, vigilado y que más secretos guardaba de todos los Estados Unidos y así se mantuvo a lo largo de los siguientes siete años, ya que no fue hasta 1949 cuando se comenzó a filtrar información sobre la ciudad y su vinculación al Proyecto Manhattan que llevó a cabo la fabricación de las bombas que serían el detonante para acabar la guerra con los japoneses y así demostrar al mundo, y sobre todo a Hitler, que poseían la tecnología suficiente para construir armas nucleares.
A pesar de que el nombre de Oak Ridge fue escogido en 1943, no fue hasta 1949 cuando se le empezó a llamar así oficialmente. Hasta entonces, la ciudad era conocida como “Clinton Engineering Works” (CEW).
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el lugar quedó destinado a la investigación nuclear para aplicarla al campo médico y pacífico, pero no debemos olvidar las cuatro décadas de Guerra Fría que hubo entre EE.UU. y la URSS, donde proliferó la creación de armamento y misiles nucleares.
El reactor de grafito con el que se conseguía el material nuclear fue clausurado en el año 1963 y el laboratorio que lo albergo, conocido como X-10, se convirtió en el Museo Americano de Ciencia y Energía (AMSE), un lugar que recibe anualmente la visita de miles de escolares que son llevados hasta allí de excursión.
Post publicado originalmente para Yahoo! Noticias España el 18/4/2012:
https://es.noticias.yahoo.com/blogs/cuaderno-historias/la-ciudad-secreta-donde-se-construyeron-las-bombas-140821642.html
Fuente de consulta: Acontinuouslean.