Durante los últimos años ha sido muy habitual escuchar el
término ‘ultra’ para referirse a
aquellos grupos, individuos o partidos que son partidarios y/o seguidores de
posturas más radicales o extremistas, ya sea en el mundo del deporte (por
ejemplo los ultras de un equipo de
fútbol), la política o religión, apareciendo también en forma de prefijo (ultra-) y acompañando alguna definición
ultraderecha, ultraizquierda, ultraortodoxo,
ultracatólico…
También podemos encontrar que no solo ha sido utilizado para
referirse a los extremos sino a aquello que se encuentra o proviene desde algún
lugar muy lejano (ultramarino, ultramar, ultratumba, ultravioleta…).
Y es que el término ‘ultra’ proviene del latín (escrito del
mismo modo) y cuyo significado es ‘más
allá’ y hacía referencia a todo lo que se encontraba más allá de unos
límites geográficos o de la lógica y entendimiento.
Por ejemplo, se referían a la ‘ultratumba’ como algo que estaba más allá de la muerte o una
tienda de ‘ultramarinos’ era un comercio
en el que se encontraban productos que provenían del otro lado del océano.
Pero la referencia a la conducta extremista de un individuo
o colectivo podemos encontrar que empezó a utilizarse durante la Edad Media en Italia, en la que,
durante los conflictos en los que vieron inmersos los Estados Pontificios, se empezó a denominar como ‘ultramontanos’ a aquellos que eran o
provenían del otro lado de los Alpes (ultra= más allá, montano= montaña). El ultramontanismo hacía referencia a los
galos y germanos del otro lado de los Alpes y con los que el Vaticano tenía
algún tipo de conflicto.
Avanzando en el tiempo y tomando como base de extremismo y
conflictividad que se le había dado al prefijo ‘ultra-‘, se empezó a emparejar con todo tipo de tendencia ya no
solo religiosa sino también política, pudiéndonos encontrar que ya en el siglo
XIX, durante la caída de Napoleón Bonaparte y la restauración de la monarquía borbónica en Francia, los
revolucionarios utilizaron para llamar ‘ultraroyalistes’
(ultrarrealistas) a los partidarios de la monarquía (que provenía de las fuerzas
contrarrevolucionarias) y que acabaron denominando con el apocope ‘ultra’.
A partir de entonces, se fue extendiendo la costumbre de utilizar
el apelativo ‘ultra’ para referirse a los individuos o grupos más
reaccionarios, conservadores, absolutistas o retrógrados, al mismo tiempo que
se les vinculó con la parte más violenta de la sociedad y asociándolo a los
seguidores más radicales de los equipos de fútbol y otras disciplinas
deportivas.
Fuente de la imagen: Wikimedia
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