El misterio de los ataúdes colgantes

Hay partes del planeta tierra que, con sus asombrosos lugares, extrañas costumbres y pintorescos habitantes, no deja de asombrarnos y aportarnos infinidad de temas de los que escribir en este blog. Hoy quiero centrar este post en una parte muy concreta del globo terráqueo y situar la historia en la zona geográfica de China, Indonesia y Filipinas en las que se realizaban unos antiquísimos rituales por los que colgaban los ataúdes de sus muertos en las paredes de las montañas y acantilados.

Estoy seguro que, sin leer el texto que acompaña esta entrada, las fotografías adjuntas habrán llamado vuestra atención, por lo insólito y curioso que resulta el tema.

Sin tener un nexo común entre ellas, varias son las etnias que estaban repartidas por el Sur y Sudeste Asiático y que realizaban técnicas muy similares a la hora de dar el último adiós a sus fallecidos.

Llama la atención la disposición en la que se colocaban muchos de esos ataúdes colgando de altísimos precipicios, realizándose en una época en la que no se disponía de ningún tipo de tecnología ni avance para hacerlo posible de una manera sencilla.

Hoy en día si se quisiera proceder a colocar un ataúd a esa altura (en muchos casos superan los 100 metros sobre el suelo), se necesitaría una infraestructura técnica y humana que igualmente lo haría complicado. El averiguar cómo fueron subidos y colocados es el gran interrogante que pende sobre la cabeza de la mayoría de expertos que están investigando sobre el tema. La hipótesis que más se baraja es la utilización de cuerdas y poleas primitivas, pero no se descartan otros medios más rudimentarios, como el crear rampas con troncos de madera, piedra o arena, aunque suene a idea descabellada por la altura y el lugar en el que se realizó.

Un gran número de ataúdes se encuentran en pésimas condiciones de conservación (pyjama Flickr)

En la actualidad, y gracias a la campaña de conservación que comenzó a realizarse hace varias décadas, son varios centenares de ataúdes los que se conservan, en un estado medianamente óptimo, pero siglos atrás en todas aquellas paredes y suspendidos sobre el vacío eran miles los cuerpos sin vida que habían sido colgados dentro de sus respectivas cajas.

Esas cajas pesaban una media de 200 kilos cada una (incluso se ha encontrado alguna que superaba los 500 kg.). Los ataúdes solían ser realizados por la propia persona que después sería depositada allí una vez fallecida, ya que era costumbre ancestral el hecho de realizar su propio ataúd en el momento en el que llegaban a la vejez y en eso ocupaban la mayor parte del tiempo que les quedaba antes de morir.

Varios eran los modos de elaboración de las cajas, pero la más común era cogiendo un tronco entero de árbol e irlo tallando y haciendo el hueco interior en el que descansaría el cadáver, quedando un ataúd realizado de una sola pieza. Esta técnica se utilizó sobre todo por los miembros de la minoría étnica Bo.

Ataúdes colgantes en Filipinas (Haundreis / Flickr)

Sin embargo, en Filipinas la construcción de los ataúdes era mucho más rudimentaria, encontrándonos que se asemejan estéticamente mucho más a cómo se realizan en Occidente.

Otro hecho que llama la atención es comprobar que, según qué pueblo realizaba esta peculiar manera de dar sepultura, unos lo hacían para colocar los ataúdes de los jefes de la tribu y, sin embargo, otros lo utilizaban para depositar a todos los miembros de su comunidad.

La diferencia entre unos y otros está en que, por ejemplo, los que se encuentran en China están dispuestos de modo aislado, colgados individualmente y en Filipinas, en su mayoría, se apilaban y agrupaban por grupo, familia, etc.

En algunos lugares en vez de colgarlos individualmente los ataúdes son apilados (Ironchefbalara / Flickr)

Tampoco se encuentran en todos los lugares en la misma disposición o se utilizan las mismas técnicas, pues según la zona geográfica se coloca sobre vigas de madera o en otros sitios se introducen en cuevas o agujeros que se han hecho en la pared de los acantilados.

No existe demasiada documentación escrita en la época sobre los primeros ataúdes colgantes (se calcula que se remonta a unos 2.600 años atrás) ya que muchos de los textos de entonces que han llegado hasta nuestros días se basan en fábulas y leyendas, en los que se relatan hechos tan insólitos como el de unos hombres pájaro con la facultad de volar.

Según los expertos que se dedican a su estudio e investigación, han concluido que se elegía este peculiar modo de despedir a sus seres queridos por el hecho de que, colocados los cuerpos en esos lugares, las almas podrían alcanzar más rápidamente el paraíso que si estaban enterrados o colocados bajo tierra (además de poder proteger desde ahí a los seres queridos que todavía vivían).

Fuentes: whereisevan / alpoma / atlasobscura / china.org
Fuentes de las imágenes Flickr: pyjama / fe2cruz / Ironchefbalara / Haundreis (bajo licencia Creative Commons)