El 1 de octubre de 1932, el aristócrata y político
británico, Oswald Mosley fundó un
nuevo partido político al que llamó ‘Unión
Británica de Fascistas’ (British Union of Fascists) y con el que pretendía instaurar un estado fascista en el Reino
Unido, tal y como ocurría en Italia desde hacía una década.
Mosley fue un peculiar y controvertido personaje que durante
trece años fue diputado en el Parlamento
Británico por los dos principales partidos y de ideologías muy diferentes:
en 1918 por el Partido conservador
(con 22 años recién cumplidos y siendo el miembro más joven de la Cámara de los
Comunes), algunas discrepancias con los conservadores lo llevaron a salir del
partido y estar en el parlamento como independiente y a mediados de 1924 se
pasó al Partido Laborista con que
fue representante desde 1926 hasta 1931. Entre octubre de 1924 y diciembre de
1926 no consiguió acta de parlamentario ya que intentó disputarle el liderazgo
dentro del partido a Neville Chamberlain
(futuro Primer Ministro).
En 1929 Oswald Mosley consiguió ser nombrado ‘Canciller del Ducado de Lancaster’, un
cargo de gran distinción (creado en el siglo XIV) aunque de poca relevancia o
peso político (el equivalente a un ‘ministro
sin cartera’) y en el que estuvo hasta mayo de 1930.
A pesar de estar vinculado a los laboristas desde 1924, no
llegó a definir claramente su pensamiento e ideología política, estando viviendo
de esta más por una cuestión de protagonismo personal que por convicción o
deseo a mejorar las cosas en su país.
Se convirtió en un líder populista y gracias a su buena
oratoria consiguió atraer a un gran número de seguidores que lo apoyaron y
votaron en las circunscripciones por las que se presentaba sin importar sus
diferentes cambios de bando político.
En 1931 realizó un viaje a Italia que cambió su vida y,
sobre todo, su visión política. Quedó fascinado por el modelo político de país
dirigido por Benito Mussolini y a su
regreso a Londres trabajó para fundar un nuevo partido que aglutinase a todas
las organizaciones fascistas británicas, con el fin de alcanzar el triunfo
electoral y convertir el país en una nación de corte fascista.
El 16 de marzo de 1931 Mosley fue portada de la revista
Time, como uno de los personajes relevantes de su época y en el que lo apodaban
como ‘el Hitler británico’.
Tras la fundación de la Unión Británica de Fascistas, en
octubre de 1932, Mosley consiguió que miles de británicos se afiliaran a su
nuevo partido político.
El fascismo se había puesto de moda en Europa y varios los
países cuyo destino parecía ser que se regiría bajo esa doctrina política. En enero
de 1933 Adolf Hitler era nombrado
Canciller en Alemania y la popularidad de esa ideología se disparó.
En 1933 Oswald Mosley falleció su esposa, Cynthia Curzon, y tres años después
contrajo matrimonio en segundas nupcias con Diana Guinness (quien había sido su amante desde antes de enviudar).
La boda tuvo lugar el 6 de octubre de 1936 en Alemania, concretamente en la
casa de Joseph Goebbels (ministro de
propaganda del Tercer Reich) y como testigo de la misma (e invitado de honor)
acudió el propio Adolf Hitler.
Pero el día de la boda no fue una jornada inmensamente feliz
para Mosley. Dos días antes (el 4 de octubre) se había celebrado por las calles
del East End (barrio al este de Londres) una manifestación organizada la Unión
Británica de Fascistas y que congregaría a un gran número de partidarios (alrededor
de tres mil) que irían ataviados con una camisa negra (los popularmente
conocidos como ‘blackshirts’).
El BUF (acrónimo
de British Union of Fascists) había conseguido todos los permisos para celebrar
de una forma legal aquella marcha reivindicativa y política, al mismo modo que en
otras naciones (como los Estados Unidos) estaban haciendo las organizaciones fascistas
por aquella época.
Pero quienes también supieron organizarse fueron las fuerzas
de izquierda, quienes aglutinaron a miembros de diferentes colectivos políticos
y sociales (comunistas, socialistas, anarquistas e incluso nacionalistas
irlandeses y judíos). Todos ellos montaron una contramanifestación antifascista y hasta el East End se presentaron
alrededor de cien mil manifestantes.
Más de seis mil policías habían sido trasladados hasta allí
para hacer un cordón de protección a los manifestantes fascistas. Los
antifascistas lograron levantar barricadas para evitar que se produjera la
marcha (sobre todo porque se trataba de un barrio mayoritariamente judío y se
veía una clara provocación de los camisas negras).
El encuentro entre manifestantes de ambos bandos y la
policía acabó en una batalla campal, pero sobre todo sirvió para poner freno al
creciente fascismo en el Reino Unido. Fue inaudito ver unidos contra los camisas negras de Oswald Mosley a
personas tan diferentes como judíos junto católicos irlandés, anarquistas y
comunistas.
Ese fue el principio del fin y la decadencia de la ‘Unión
Británica de Fascistas’. El gobierno decidió legislar para prohibir el uso de
uniformes paramilitares en las manifestaciones e incluso las marchas cuyo
propósito era la incitación al odio a otros colectivos por razones de creencia
política o religiosa.
Por su parte Mosley aprovechó sus buenos contactos en Alemania
para conseguir los permisos del Führer para montar una emisora de radio que
emitiría desde el Tercer Reich propaganda nazi en suelo británico.
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y debido a
los estrechos vínculos de Oswald Mosley y su esposa Diana Guinness con Hitler,
la pareja fue encerrada acusados de colaboracionistas y en mayo de 1940 la Unión
Británica de Fascistas quedaría ilegalizado y desaparecería.
Fuentes de las imágenes: oswaldmosley.com / Wikimedia
commons
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