Múltiples son los animales que a lo largo de la historia han
protagonizado casos insólitos y dignos de admiración. En el post de hoy del ‘Cuaderno de Historias’ os
traigo el relato de un babuino llamado
‘Jack’ que, a lo largo de nueve años, estuvo trabajando como asistente en el manejo de las señales
ferroviarias en la línea que unía Port Elizabeth y Ciudad del Cabo
(Sudáfrica).
En realidad el titular de ese empleo era James Wide, quien llevaba varias décadas desempeñando ese
trabajo y que en cierta ocasión tuvo un accidente laboral que le ocasionó la amputación de ambas piernas,
motivo por el que debía llevar prótesis ortopédicas y con frecuencia trasladarse
en sillas de ruedas.
El apodo de James Wide era ‘Jumper’ (saltador), algo que solía
hacer con frecuencia e irresponsablemente entre diferentes vagones, siendo uno
de esos saltos fallidos, ocurrido en 1877, el que le ocasionó el fatal
accidente que se saldó con la pérdida de las piernas.
Un día de 1881, mientras
paseaba por el mercado de Port Elizabeth llamó su atención un babuino que manejaba con total destreza
una carreta tirada por bueyes y tras llegar a un acuerdo económico con el
propietario del primate lo compró con la intención de que le empujara la silla
de ruedas, además de convertirse en una entretenida compañía para su soledad.
Bautizó al animal con del
nombre de Jack y le enseñó a hacer
las tareas básicas de la casa (como limpiar o recoger la asura), pero enseguida
se dio cuenta que el babuino era capaz de ejecutar numerosas cosas con un
adecuado adiestramiento y entre ellas se encontraba la de manejar las señales
ferroviarias, que era el trabajo que él desempeñada desde hacía varios años,
cuando fue contratado por la ‘Cape
Government Railways’, la compañía dependiente del gobierno colonial del
Cabo.
El babuino Jack manejaba la
palancas de señales con una increíble soltura y sabía en cada momento cuál era
la que debía accionar, no equivocándose jamás (de haberlo hecho podría haber
ocasionado un accidente).
En cierta ocasión, una
viajera que realizaba el trayecto en tren observó a través de la ventana como
un primate estaba manejando las palancas de señalización, haciendo llegar una
queja a los responsables de la Cape Government Railways, quienes quisieron
investigar el caso.
Tras visitar a James Wide, en su lugar de trabajo de Port
Elizabeth, los responsables de la compañía del ferrocarril pudieron comprobar
por ellos mismos cómo el babuino Jack desempeñaba las tareas de manejar las
palancas de señalización con total soltura y de una forma impecable, llegando a
un acuerdo con el propietario del primate para que el animal pasase a formar
parte de la plantilla de operarios ferroviarios de una forma oficial,
otorgándole un salario de 20 centavos por cada jornada de trabajo, además de
dos botellas de cerveza al mes.
A lo largo de los siguientes
años, el animal desempeñó su trabajo sin una sola equivocación, falleciendo el
1890 a causa de la tuberculosis.
Fuente de consulta e imagen:
baboonmatters
/ mentalfloss
/ knoxvilledailysun
/ telegraph
/ Wikimedia
commons
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