Tras cuatro décadas al frente del sindicato minero de
Estados Unidos, United Mine Workers
(UMW), John L. Lewis se jubiló y
dejó paso para que una de las personas más afines a él ocupara el puesto
vacante de presidente sindical, siendo Thomas
Kennedy quien le sucedió.
Lewis había hecho y deshecho a su antojo a lo largo de
cuarenta años, convirtiéndose en una
especie de caudillo que controlaba absolutamente todo dentro de la UMW,
además de adquirir una gran popularidad
y fuerza social entre los representantes políticos.
Su sucesor en el cargo (Thomas Kennedy) tan solo duró en
éste tres años, debido a su inesperado fallecimiento en 1963 siendo sucedido por
William Anthony Boyle, quien hasta el
momento era el vicepresidente del sindicato y cuyas intenciones y forma de obrar eran mucho más pérfidas que las del
todopoderoso John L. Lewis.
Pero a Tony Boyle
le salió un incómodo competidor (Joseph Yablonski)
que también aspiraba a ocupar la
presidencia de la UMW y quien se había propuesto acabar con los tejemanejes
y corruptelas que venían desarrollándose en el sindicato desde hacía casi medio
siglo.
Joseph
“Jock” Yablonski era hijo de inmigrantes polacos que habían
llegado al país a principios del siglo XX. En 1925, a los 15 años de edad, Jock
fue contratado en la misma mina de Pensilvania donde trabajaba su padre y pocos
años después el fallecimiento de su progenitor a causa de un accidente laboral
provocó que el muchacho decidiera afiliarse a la UMW y realizar lucha sindical con intención de mejorar la situación
laboral y salarial de los mineros.
Jock Yablonski se convirtió en un líder carismático en la circunscripción
de Pensilvania a la que pertenecía y a lo largo de los siguientes años
consiguió protagonizar importantes movilizaciones.
Tras la jubilación de John L. Lewis, Yablonski con más de
tres décadas de afiliación y lucha sindical, se postuló para presidir la United
Mine Workers, pero se encontró con fuertes rivales que tenían todo controlado
dentro de la UMW (Thomas Kennedy y, tras la muerte de éste, Tony Boyle).
Yablonski se convirtió en alguien muy incómodo para los
planes de Boyle y numerosas fueron las ocasiones en las que le habían reventado
algún acto sindical e incluso agredido físicamente algunos matones enviados por
el propio presidente del sindicato (tal y como se supo posteriormente).
El 9 de diciembre de 1969, tras más de un lustro de tiras y
aflojan entre ambos sindicalistas, tuvo lugar unas elecciones en la que los
afiliados de la United Mine Workers debían elegir quién presidiría el sindicato
durante los siguientes años. Los dos candidatos que se presentaban al cargo
eran Tony Boyle (en aquel momento presidente de la UMW) y el aspirante Joseph
“Jock” Yablonski.
Ganó Boyle doblando en votos a Yablonski (80.577 a 46.073),
pero el aspirante presentó una denuncia el día 18 de aquel mismo mes
advirtiendo que se había producido una serie de irregularidades durante las
votaciones y que, muy probablemente, aquel resultado estaba totalmente amañado.
Dos semanas después, el día de fin de año, tres hombres
entraron en la vivienda familiar de los Yablonski en Clarksville (Pensilvania) asesinando de varios tiros en la cabeza y
por la espalda al líder sindical, su esposa Margaret y, la hija de ambos,
Charlotte. Los cuerpos sin vida no fueron descubiertos hasta unos días
después, cuando los dos hijos mayores del matrimonio se preocuparon de no tener
noticias de sus progenitores.
Un año después del crimen (en diciembre de 1970) el FBI
detuvo a tres hombres (Paul Gilly, Claude
Vealey y Buddy Martin) acusándolos de ser los autores del triple asesinato.
Aunque había muchos indicios que
señalaban a Tony Boyle como autor intelectual, ninguna prueba pudo
incriminarlo inicialmente.
En 1972 un juez dictaminó que las elecciones del 9 de
diciembre de 1969 habían sido fraudulentas y anuló los resultados, convocándose
otras a finales de ese año y perdiendo contra su oponente Arnold Miller. Tras abandonar la presidencia del sindicato Boyle
comenzó a ser investigado sobre un caso
de malversación de fondos cometido bajo su mandato, descubriéndose que
había 20.000 dólares que faltaban de las arcas del UMW sin justificar.
Tirando del hilo, los investigadores pudieron determinar que
el mencionado dinero había sido extraído por el propio Tony Boyle y había sido
utilizado para pagar a Paul Gilly, Claude Vealey y Buddy Martin por asesinar a
Joseph Yablonski y su familia.
Boyle fue detenido, juzgado en abril de 1973 y condenado a cadena perpetua tras ser
encontrado culpable del triple asesinato del líder sindical, su esposa e hija,
pasando doce años en prisión hasta 1985, cuando falleció a los 80 años de edad
tras sufrir un derrame cerebral.
Fuentes de consulta e imagen: smithsonianmag
/ law.jrank.org
/ Hemeroteca
ABC
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