Cuando el Caribe se llenó de judíos convertidos en piratas que atacaban los barcos del Imperio español

La persecución hacia el pueblo judío se ha llevado a cabo desde hace muchísimos siglos y por diferentes naciones, teniendo una especial incidencia la ocurrida a partir del siglo XIV por parte de la Inquisición en el que se les obligó a un gran número de ellos a convertirse al cristianismo o, por el contrario, se les obligaba a abandonar los lugares donde residían.

Especialmente cruenta fue la que se realizó en la Península Ibérica, donde fueron expulsados tanto de los reinos que conformaban España como de Portugal (tras la Reconquista de 1492). Muchos de aquellos judíos huyeron hacia otros puntos de Europa (como Francia, Inglaterra o los Países Bajos) y en sus nuevos destinos encontraron empleo como navegantes en las expediciones que salían a explorar nuevos mares, tierras o a comercializar con los orientales.

En aquella Era de la Exploración y tras el descubrimiento del Nuevo Mundo (continente americano), entre principios del siglo XVI y hasta bien entrados en el XVII, se llevó a cabo el periodo en el que la piratería estuvo más activa, siendo uno de los lugares de mayor tránsito y actividad el mar Caribe, en los que era un punto estratégico en el que atacar los barcos de bandera española (o portuguesa) que transitaban desde la Península Ibérica hacia América (o a la inversa) y robar cuanto llevaban.

La isla de Jamaica se convirtió en uno de los lugares del Nuevo Mundo donde más personas de confesión judía fueron a parar durante aquella época y muchos de ellos lograron enrolarse como corsarios en las empresas náuticas financiadas por los reinos ingleses o neerlandeses, portando la famosa ‘Patente de corso’ que les facultaba a atacar y robar con total impunidad los barcos de potencias enemigas (como era el caso de España y Portugal).

Entre los piratas judíos que más populares se hicieron durante aquel periodo podemos encontrar a Moses Cohen Henriques, de origen judío sefardí portugués, que operó bajo bandera holandesa (durante la primera mitad del siglo XVII) y del que consta que atacó un gran número de embarcaciones españolas y portuguesa, amasando una pequeña fortuna gracias a todo el botín robado.

En aquella misma época también se hizo muy popular otro navegante judío de nacionalidad neerlandesa llamado Abraham Blauvelt y que ejerció la piratería tanto por los mares de América Central como por la zona del océano Atlántico de Norteamérica (tuvo una de sus bases en New Amsterdam –actual Nueva York-) atacando embarcaciones españolas con una patente de corso que le había facilitado la Corona británica.

Curiosamente poco se ha escrito sobre piratas judíos y semidesconocida ha sido la historia de estos. En el cementerio de Kingston (capital de Jamaica) fueron encontradas varias tumbas cuyas lápidas estaban escritas en hebreo y que, además, presentaban inscripciones de simbología pirata como puede ser la famosos calavera sobre unas tibias cruzadas.

Fuentes de consulta e imagen: The Jerusalem Post / jewishmuseum/ jewishpress/ j-grit/ haaretz/ publicdomainpictures

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