Cuando cientos de ciudadanos alemanes decidieron suicidarse colectivamente tras perder la IIGM

Sobradamente conocidos son los suicidios de Adolf Hitler, su pareja sentimental Eva Braun, un gran número de miembros de la cúpula del gobierno nazi, así como diferentes individuos (la mayoría militares e incluso médicos y científicos) que estuvieron involucrados en el régimen nacionalsocialista del Tercer Reich, así como en la Segunda Guerra Mundial (algunos tras ser atrapados y/o juzgados).

Pero no solo los protagonistas de una de las etapas más negras de la historia decidieron quitarse la vida, también se contaron por miles la de aquellos ciudadanos que, sin tener ningún vínculo directo con el Reich o el conflicto bélico, también optaron por el suicidio (en muchos casos de forma colectiva) ante la pérdida de la guerra y ante la entrada y control del país por parte de las fuerzas aliadas (más concretamente los miembros del Ejército Rojo de la Unión Soviética).

Y es que el pueblo germano llegó a desarrollar un terrible miedo al enemigo soviético, debido a la gran manipulación a la que se sometió a los ciudadanos alemanes desde el Ministerio de Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich en manos de Joseph Goebbels (quien también se suicidó junto a su mujer, después de haber quitado la vida a sus seis pequeños hijos, el 1 de mayo de 1945 tras la entrada del Ejército Rojo en Berlín).

Goebbels utilizó los canales de difusión propagandística del Reich para aleccionar y adoctrinar a los alemanes sobre el ideario nazi a lo largo de los años en los que el Führer se mantuvo en el poder y en los últimos tiempos (cuando ya se tenía el convencimiento de que la guerra estaba perdida) le sirvió también para atemorizar a la población sobre las terribles cosas que les esperaban sin los soviéticos se hacían con el control del país.

Esto provocó que, tal y como iba ganando terreno el Ejército Rojo, muchas eran las poblaciones en las que se producían numerosos suicidios colectivos. Se calcula que alrededor de siete mil personas se quitaron la vida durante las últimas semanas de la IIGM, siendo la mayoría de ellas mujeres.

El servicio de propaganda controlado por Joseph Goebbels había infundido el miedo entre la población. Se tenía el convencimiento de que la entrada de los Aliados (y más concretamente la de los soldados soviéticos) llevaría el caos a las poblaciones, provocándose saqueos, quema de edificios, asesinatos de quienes hubiesen colaborado de forma directa o indirecta con el nazismo y, sobre todo, violaciones de carácter sexual de todas las mujeres de cualquier edad, ya que se tenía el convencimiento que las fuerzas aliadas estaban compuesta de depravados sin escrúpulos, sin reparar que el propio régimen de Tercer Reich había estado cometiendo crímenes de lesa humanidad.

A destacar el suicidio colectivo que tuvo lugar en la población de Demmin (al norte de Alemania) entre el 30 de abril y el 2 de mayo de 1945, en el que alrededor de un millar de personas decidieron quitarse la vida tras la entrada en la ciudad del Ejército Rojo (hay un baile de números que sitúa los fallecidos entre los 700 y los 1500, siendo la cifra de mil la que muy posiblemente esté más cerca de la cantidad real).

El hecho de que tantas personas decidieran suicidarse en Demmin fue porque fue una de las poblaciones desde las que se apoyó desde un inicio las políticas antisemitas del Tercer Reich, así como ser uno de los bastiones del nacismo. Muchos de los boicots a los negocios regentados por judíos se iniciaron allí, además de ser especialmente cruenta la participación de muchos de sus ciudadanos en la denominada ‘Noche de los cristales rotos’, del 9 de noviembre de 1938, en el que se detuvo a miles de personas judías y se realizaron numerosísimos destrozos e incendios de viviendas, comercios, sinagogas…

Todo ello llevó a que se produjese aquel suicidio colectivo que dejó a Demmin plagado de cadáveres. Muchos optaron por quitarse la vida en sus propias casas (familias enteras) siendo el envenenamiento el método más común, pero otros prefirieron hacerlo tirándose desde un puente, colgándose o pegándose un tiro en la sien en plena calle.

Cabe destacar que, efectivamente, se produjeron saqueos, destrozos y violaciones cometidas por los miembros del Ejército Rojo tal y como entraron en la población, lo que confirmaría toda la información que habían estado recibiendo desde el ministerio de Goebbels, lo cual ayudaría a tomar la decisión de llevar a cabo aquel suicidio colectivo.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

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