El republicano que fue nombrado rey

Cuando en las crónicas de sociedad hablan de Casas Reales europeas suelen poner como ejemplo de modernidad, tradición y solidez a la Casa Real Sueca, pero sorprendentemente la línea sucesoria que actualmente se utiliza en este país nórdico comenzó a aplicarse hace tan solo dos siglos, en el que en la vida y sociedad sueca irrumpió Jean-Baptiste Bernadotte, un militar francés que, de manera inesperada y rocambolesca, fue nombrado sucesor al trono.

Lo más curioso del tema es el origen republicano del personaje, quien a lo largo de toda su carrera militar supo muy bien ‘nadar y guardar la ropa’, estando en el lugar adecuado en el momento oportuno y quien no tuvo miramiento alguno en traicionar sus principios, amigos y colaboradores con tal de conseguir sus ambiciosos propósitos.

Jean-Baptiste Bernadotte nació en Pau, una población situada en el suroeste de Francia. El fallecimiento de su padre en 1780 fue uno de los motivos que lo impulsaron a ingresar en el ejército con tan solo 17 años y en el que haría una gran carrera, la cual tuvo un gran impulso tras el estallido de la Revolución francesa y su enérgica defensa de la república, en contra de los intereses del monarca Luis XVI.

Su ascenso fue vertiginoso y el saber relacionarse adecuadamente hizo que accediese a los círculos más íntimos de Napoleón, contrayendo matrimonio con Désirée Clary, hermana de la esposa de José Bonaparte. Este hecho sería decisivo para convertirse en una de las personas de mayor confianza del que sería coronado emperador de los franceses.

Tras varios destinos, cada vez de mayor relevancia, y alcanzar la graduación de Mariscal, tuvo algunas desavenencias tácticas, políticas y militares con Napoleón, algo que hizo que el emperador lo mandase a comandar empresas lejos de Francia.

Bonaparte era bien conocedor de la inagotable ambición política de Bernadotte, pero a pesar de ello no quería perderlo como hombre valioso para los intereses franceses. Tras un periplo por varias batallas europeas y una participación activa en la campaña contra Suecia, la falta de un heredero al trono que tomase el relevo al rey Carlos XIII lo llevaron a ser propuesto como firme candidato a ser nombrado príncipe sucesor de la corona sueca.

La excelente labor realizada en Suecia, y el trato dispensado hacia los prisioneros y vencidos, hizo que su nombre fuese propuesto para el cargo sucesorio, debido a la precaria salud del monarca.

Estatua en honor al rey sueco Karl XIV Johan (Wikimedia commons)

Tras múltiples conversaciones, el 21 de agosto de 1810, Jean-Baptiste Bernadotte fue elegido unánimemente como ‘Príncipe de la Corona’, tomando como nombre el de “Karl Johan” (Carlos Juan). Entre las facultares que se le otorgaban era la de ser el Regente de Suecia, a modo de suplir al cada vez más debilitado Carlos XIII.

Muchos fueron los que vieron en esta maniobra una excusa perfecta para que, desde dentro, el propio Bernadotte acabase con la monarquía, declarando al país como un Estado republicano, tal y como luchó unos años atrás en Francia, su país de origen.

Pero lejos de cambiar cualquier constitución, el nuevo regente fue adquiriendo cada vez más poder y popularidad entre la población, convirtiéndose en un personaje omnipresente en la vida política y militar de Suecia y Noruega (ya que por entonces ambas naciones estaban unidas por acuerdos y compartían rey).

Su ambición y hambre de poder lo llevaron a traicionar entre otras personas a Napoleón, uniéndose a la Sexta Coalición para luchar contra los intereses de Bonaparte.

Carlos Juan de Suecia también renegó de todo aquello por lo que había luchado a lo largo de la mayor parte de su vida, convirtiéndose en un acérrimo defensor de la institución monárquica y renegando de su pasado republicano.

Un pasado que por mucho que intentase olvidar y negar seguía muy presente en él y lo acompañaría hasta el lecho de muerte, ya que tras su fallecimiento, el 8 de marzo de 1844, los médicos y súbditos reales descubrirían en su piel un sorprendente tatuaje en el que ponía «Muerte a los Reyes» (Mort aux rois).

Fuentes de consulta: kungahuset / historiasdelahistoria