Han pasado ocho décadas desde que el 2 de julio de 1937 se
perdió el rastro y contacto con el Lockheed Electra 10E, un aeroplano modificado utilizado por Amelia Earhart (quien iba a los mandos)
para conseguir la hazaña de dar la vuelta al sobre la línea ecuatorial.
Le acompañaba en la aventura
Fred Noonan, quien se encargaba de de trazar el rumbo e ir indicando el
camino que debían tomar, debido a que el aeroplano carecía de aparatos
electrónicos de navegación y esta debía realizarse mediante los cálculos de la
posición del sol y las estrellas.
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Un viaje inacabado que
se inició el 21 de mayo de ese mismo año desde Los Ángeles y que, volando
dirección Este, recorrería algo menos de 47.000 kilómetros.
Amelia y Fred llevaban 43
días de vuelo, y estaban a unos escasos días de completar la proeza que los
convertiría en inmensamente famosos, cuando volaban rumbo a la isla Howland, en pleno Océano
Pacifico, se perdió todo contacto y nunca más se supo de ellos.
La desaparición se convirtió
en una de las noticias más relevantes de la época, hasta tal punto que incluso
el presidente de los Estados Unidos, Franklin
Delano Roosevelt, ordenó poner a disposición de la búsqueda de Amelia Earhart
y Fred Noonan un impresionante despliegue (no visto hasta la fecha) con un
coste que superó los cuatro millones de dólares (de la época) y en el que se
utilizó 66 aviones y 9 barcos.
Pero la minuciosa búsqueda no
dio ningún resultado positivo. El problema radicaba en que el aeroplano debía
haber caído en un área aproximado de cien kilómetros en una zona del Pacífico
en el que todo es agua y hay una gran profundidad.
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Durante largo tiempo se
intentó hallar una pista o encontrar algún rastro de la aviadora y su
acompañante, pero después de unas cuantas semanas se tuvo que dar por
finalizada la búsqueda debido al enorme coste que estaba suponiendo la
operación.
Todo apunta a que el Lockheed Electra 10E se quedó sin combustible
en pleno vuelo a escasos kilómetros de la isla Howland. Tres años
después de la desaparición, en 1940, el hallazgo de unos huesos de esqueleto humano
y un zapato de mujer en la remota isla
de Nikumaroro abrió la hipótesis de que podría tratarse de los restos de
Amelia, quien posiblemente podía haber acabado allí como naufraga falleciendo
en aquel lugar.Pero la ciencia forense de la época no pudo determinar nada
concreto. De la noche a la mañana los huesos desaparecieron y con ellos toda
posibilidad de averiguar a quién pertenecían.
Y desde entonces han
transcurrido ocho décadas en las que nada se ha sabido pero mucho se ha
especulado. Alrededor de la desaparición comenzaron a circular numerosísimas
teorías (la mayoría conspiranoicas) de todo tipo, pero ni un solo dato arrojaba
ni una sola evidencia sobre qué es lo que había ocurrido y cuál era el paradero
de Earhart y Noonan (quienes en el momento de la desaparición tenían 39 y 44
años de edad, respectivamente).
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En los últimos días se han
hecho públicos los resultados de una investigación llevada a cabo por Richard Jantz, director del Centro de Antropología Forense de la
Universidad de Tennessee, quien en base a todas las anotaciones y medidas
tomadas en 1940 sobre los huesos desaparecidos, y utilizando modernos programas
informáticos, ha podido determinar que los restos óseos pertenecen a una mujer
y que, con una posibilidad de acierto muy alta, es más que probable que se
trate de Amelia Earhart, tal y como ha dado a conocer en el estudio publicado
por el profesor Jantz en la revista
Forensic Anthropology.
Fuentes de consulta e imágenes: Forensic
Anthropology / ameliaearhart / livescience / SDASM Archives
(Flickr) / Nationaal
Archief (Flickr)