La leyenda sobre los piratas de tierra firme conocidos como wrecker o raqueros
En 1896, Emilia Pardo Bazán publicaba un cuento titulado ‘Jesús en la tierra’ (publicado en la revista ‘La Ilustración Artística’) en el que la escritora gallega explica el regreso del Mesías para mezclarse entre los mortales, coincidiendo con la las fechas navideñas en las que se celebra en la Tierra su natalicio. En un momento del relato, Jesús llega hasta la costa, en una noche de tormenta y grandes olas y observa cómo los ribereños salen de sus casas, provistos de lanzas, palas y antorchas y alzando sus luces hacen confundir a un barco que por allí navegaba, haciendo creer que se trataba de otra embarcación (debido a la mala visibilidad por culpa de la mala climatología), provocando el choque contra las rocas de la embarcación. Tras esperar la llegada de los náufragos a la orilla los atacaron con intención de robar todo aquello que llevaban y que estos habían intentado salvar del hundimiento.
Esta práctica de asalto y robo desde la costa, que relataba Pardo Bazán, era conocida como raquear y aquellos que la realizaban eran los raqueros, un término que se estuvo utilizado durante largo tiempo para hacer referencia a quienes se dedicaban a robar o recoger los objetos de un naufragio.
Varias son las obras literarias en las que aparece alguna referencia y numerosas las leyendas que se llevan explicando desde hace varios siglos por la zona del Cantábrico y de las costas atlánticas que bañan Galicia, siendo el raquero un popular personaje de su folklore.
También podemos encontrar numerosas referencias a este mismo tipo de práctica de piratería desde tierra firme a varios centenares de kilómetros al norte, concretamente en el condado de Cornualles (sudoeste de Inglaterra), donde estos personajes eran llamados wrecker y realizaban exactamente la misma táctica para atraer barcos hasta sus costas y robar (al menos así aparece en un buen puñado de relatos del folklore celta de aquella zona).
En la mayoría de aquellos relatos folklóricos (ya estuviesen ubicados en las costas gallegas, cántabras o británicas) coincidía el proceder del engaño de los wrecker o raqueros, utilizando en ocasiones bueyes y en otras vacas, a los que ataban en la cornamenta unas antorchas (algunas fuentes indican caballos u otros animales) e iban paseándolos las noches de espesa niebla por los acantilados, con el fin de atraer barcos hacia las rocas y que estos acabasen chocando y naufragando, para finalmente robar todo lo de valor que portasen.
Los relatos de un lugar y otro eran asombrosamente similares y muchas son la misma historia (con los detalles exactamente idénticos) que se puede escuchar que ocurrió en la costa de la muerte de Galicia como en las costas de Cornualles.
A pesar de haberse convertido en personajes del folklore local, tanto en Galicia como en Cantabria, numerosos son los historiadores que aseguran que la historia de los raqueros (llamados también ‘raqueiros’ por los gallegos) es una leyenda negra y que nunca tuvo lugar dicho tipo de piratería en la Península Ibérica, siendo algo que sí existe constancia de que se realizara en las costas del sur de las islas británicas (e incluso irlandesas) y que acabase trasladándose como relato hasta las costas cantábricas.
Fuentes de consulta e imagen: historiayvida / ruc.udc (pdf) / traveler / elmundo / rtve / Wikimedia commons
Más historias que te pueden interesar: