Durante las primeras décadas del siglo XX un nutrido número de intelectuales, provenientes en su mayoría de Cambridge, decidieron crear un grupo de discusión y opinión en el que todos ellos exponían sus ideas y pensamientos. Fueron conocidos como “el Círculo de Bloomsbury”.
El nombre lo decidieron al ser la mayoría de los integrantes residentes en el barrio londinense de Bloomsbury y que se encontraba muy cercano al British Museum; lugar en el que era frecuente encontrar con asiduidad a cualquiera de ellos.
Este grupo de hombres y mujeres se formó gracias al impulso que realizaron los cuatro hermanos Stephen: Adrian, Thoby, Vanessa y Virginia (las dos féminas conocidas sobre todo por sus apellidos de casada: Bell y Woolf, respectivamente).
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El círculo estaba compuesto por escritores, pintores, periodistas, filósofos, críticos de arte, economistas, historiadores y psicoanalistas, y en sus reuniones tocaban y debatían abiertamente temas tan diversos como la religión, el feminismo, la sexualidad o el pacifismo, además de las diferentes disciplinas que dominaban cada uno de ellos.
Varios de los integrantes habían sido ‘fichados’ a través de su pertenencia a una sociedad secreta conocida como los “Apóstoles de Cambridge”, un importante grupo de discusión de gran influencia social y política.
El hecho de que cuatro de los integrantes del Círculo de Bloomsbury fuesen hermanos y sumado a que los cónyuges de Virginia y Vanessa también pertenecían al grupo (el escritor Leonard Wolf y el crítico de arte Clive Well) y otros participantes tenían parentesco entre ellos (Lytton Strachey era primo de Duncan Grant y éste a su vez amante de Adrian Stephens), hacía que se considerase como una sociedad casi familiar.
Famosas eran las eternas discusiones que mantenían respecto a la encorsetada sociedad burguesa, los convencionalismos victorianos y la represión ejercida desde la iglesia y la religión.
Se reunían, discutían, hablaban, debatían, pero también tenían tiempo para echarse unas risas y poner en jaque a la mismísima armada Británica, a la que gastaron una de las bromas más sonadas de la época.
El 7 de febrero de 1910, el vicealmirante del acorazado Dreadnought recibió un telegrama que le anunciaba la visita por sorpresa del Sultán de Abisinia y su comitiva.
En realidad se trataba de seis de los miembros del Círculo Bloomsbury que habían decidido gastar una broma y demostrar la poca seguridad a la hora de acceder al acorazado (orgullo de la patria británica) de cualquier persona, solo con disfrazarse.
Virginia Stephens, Duncan Grant, Adrian Stephen, Antony Buxton, Guy Ridley y Horace de Vere Cole se ataviaron de suntuosos trajes (Virginia se travistió de ayudante del Sultán, poniéndose unos bigotes y barba postizos).
Fueron recibidos con todos los honores por el vicealmirante May, mientras que la banda tocaba el himno de Zanzíbar (ante el desconocimiento de cuál era el de Abisinia, actual Etiopía).
Mientras los bromistas iban soltando frases inconexas y sin sentido en latín y griego, Adrian hacía el papel de intérprete y Virginia soltaba de vez en cuando algún ‘Bunga, Bunga’.
Fueron atendidos durante un buen rato en el acorazado, donde todo fueron elogios y reverencias. Pero de repente el bigote postizo de Ducan Grant comenzó a despegarse, momento que aprovechó Adrian para hacer que la comitiva abandonase el barco y se dirigiese en taxis hasta la estación para coger un tren con dirección a Londres.
Los propios miembros de Bloomsbury filtraron la noticia de la broma a la prensa, acompañándola de una fotografía que se habían tomado antes de dirigirse al acorazado.
El ‘Bunga, Bunga’ en forma de canción y grito se popularizó entre la población que tomó jocosamente la ocurrente broma del grupo; pero el acto no sentó del todo bien al almirantazgo que mandó realizar una investigación de lo sucedido y dar castigo a los intelectuales bromistas.
El asunto quedo en poca cosa debido a que la persona encargada de llevar a cabo la investigación y hacer cumplir los respectivos castigos era William Fisher, primo de los hermanos Stephen.
En 1915 durante la Primera Guerra Mundial, el acorazado Dreadnought embistió y hundió un submarino alemán. Entre los telegramas de felicitación había uno que decía: “Bunga Bunga”.
Post publicado originalmente para Yahoo! Noticias España el 23/4/2012:
https://es.noticias.yahoo.com/blogs/cuaderno-historias/el-selecto-y-bromista-grupo-intelectual-del-c%C3%ADrculo-145745801.html