Cuando los ciudadanos de la neutral Suiza votaron masivamente en contra de prohibir las bombas nucleares

La política en de Suiza
se define como una ‘república
democrática parlamentaria federal pluripartidista’
o, dicho de otro modo,
es una nación en la que se aplica ‘democracia
semidirecta’
, por lo que la inmensa mayoría de decisiones importantes para
el país se toman a través del referéndums,
dejando en manos de la ciudadanía helvética el aprobarlas o no. Una práctica
que lleva realizándose desde finales del siglo XIX y que ha supuesto convocar
en todos estos años alrededor centenares
de plebiscitos o consultas populares
.

No solo son los políticos y las instituciones gubernamentales
quienes proponen poner a votación ciudadana alguna ley, sino que son los propios ciudadanos quienes pueden
conseguir que se convoque un referéndum
, siempre y cuando esa iniciativa
cumpla ciertos requisitos, entre ellos el reunir una cantidad mínima de firmas
(que puede oscilar entre las 50.000 y las 100.000, dependiendo si es un
plebiscito local o nacional) o el respaldo de un significativo número de cantones
(nombre que se le da a los Estados que forman parte del país).

Desde preguntar si deben alargarse las vacaciones estivales,
pasando por una consulta vinculante sobre el subir el salario o no,
numerosísimas han sido las diferentes iniciativas populares que se han llevado
a votación.

Una de las más sorprendentes tuvo lugar en abril de 1962 y en
la que se llevó a votación una
iniciativa por la cual se quería prohibir el armamento nuclea
r en todo el
territorio suizo.

Un hecho curioso si tenemos en cuenta que Suiza se declaró como nación neutral y
no beligerante desde hace muchísimo tiempo y, sin embargo, decidió entrar en la carrera atómica en la segunda mitad de la década
de 1940
.

En un principio se dio luz verde para que el célebre físico Paul Scherrer se hiciera cargo de
presidir, a partir de 1946,  la ‘Comisión Suiza de Estudios de Energía
Atómica’
(Schweizerischen Studienkommission für Atomenergie) con el fin de
desarrollar la energía atómica para uso civil, aunque dicho encargo escondía la
aspiración de construir armas nucleares.

En los siguientes quince años se abrieron un par de
centrales nucleares (la segunda coincidiendo con la fecha del mencionado referéndum)
y algunas fueron las personas que empezaron a plantearse si realmente se debía
tener armamento atómico en Suiza,
por lo que se realizó la petición para poner esta cuestión en manos de la decisión
ciudadana.

Evidentemente, al mismo tiempo que los detractores del armamento
nuclear hacían campaña para convencer a los suizos que votasen a favor de la
iniciativa propuesta, los partidarios de seguir manteniéndola también lanzaron
todo tipo de mensajes, con el fin de hacer ver de la necesidad de mantener el
programa nuclear. Cabe destacar que, según consta, no se llegó a desarrollar
armamento atómico, pero sí se tenía todo lo necesario para hacerlo en caso de
necesidad.

Muchos eran quienes criticaban que un país neutral
desarrollara energía nuclear para poder construir armamento, unas manifestaciones
que eran rebatidas con argumentos del tipo ‘Querer
ser neutral significa tener que ser fuerte’
, según publicó en un comunicado
de prensa (del 10 de marzo de 1962) el ‘Comité
de Acción Suiza contra la Iniciativa Atómica’
(Schweizerisches
Aktionskomitee gegen die Atominitiative).

Sorprendentemente, tras celebrarse el referéndum solicitando
la prohibición de armas nucleares, el 65,2 % de los votantes decidieron echar
la papeleta del ‘no’, por lo que
Suiza siguió investigando y trabajando en el desarrollo de armamento atómico en
los siguientes años y a pesar de firmar en 1969 el ‘Tratado de No Proliferación Nuclear’, no decidió abandonar por
completo su programa nuclear hasta 1988, cuando la Guerra Fría había llegado a
su fin.

Actualmente Suiza nada en la ambigüedad política respecto a
este asunto, debido a que en 2017 se unió y respaldó el ‘Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares’ (promovido
por la ‘Asamblea General de las Naciones
Unidas’
) pero, sorprendentemente, un año después decidió cambiar de opinión
y no firmar dicho acuerdo, alegando que lo hacía por ‘motivos de seguridad nacional’.

Fuentes de
consulta e imagen: tandfonline / peaceandhealthblog / swissinfo / The
Politics of Nuclear Non-Proliferation: A pragmatist framework for analysis

/ pixabay

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